Los que parten el bacalao
Nadie pone hoy en duda que la peor parte de la crisis se la han llevado las clases medias, y más concretamente los asalariados. Lo ... contrario ha ocurrido con los altos cargos empresariales, cuyas retribuciones no suelen estar vinculadas con la buena o mala marcha de las compañías dirigidas por ellos. Lo cual muestra que en España el sistema de selección de las élites empresariales –y no empresariales- deja mucho que desear.
Antes de seguir debe saberse que los consejeros delegados de las firmas del Ibex ganan de media 4,5 millones de euros anuales.
“Pase lo que pase en la empresa, los consejeros delegados van a cobrar lo mismo, lo que les lleva a tomar decisiones conservadoras que generan menos valor para el accionista”. Esto lo afirma Juan-Pedro Gómez, profesor de IE Business School.
Este experto y por encargo de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), ha estudiado la relación existente entre las remuneraciones de los consejeros ejecutivos de las 42 sociedades que cotizaban en el Ibex 35 entre 2013 y 2017 y la evolución del valor de estas compañías en la Bolsa, es decir, la relación entre las retribuciones de los altos ejecutivos y los objetivos de sus accionistas. Y la conclusión es tajante: “Las retribuciones de los ejecutivos muestran una correlación muy baja con la rentabilidad de la empresa”.
El motivo principal que explica esta pobre vinculación entre los salarios de los altos cargos y la rentabilidad de las empresas es que en España el peso de los bonus en su parte remunerativa supone el 33% de esas retribuciones, el segundo porcentaje más alto, detrás de Alemania (40%), y muy por delante de la media continental, que es del 18%, e incluso de la estadounidense (22%).
La relación entre el valor a largo plazo de las acciones apenas representa el 5% del paquete salarial de los consejeros delegados del Ibex, frente al 19% de la media europea o el 42% de EE UU. El citado experto achaca estos contrasentidos a la endogamia a la hora de seleccionar a las élites empresariales. Endogamia que se acrecienta con el elevado número de compañías de origen familiar, donde, como es obvio, no existe tradición de competencia entre los altos cargos. Lo cual lleva a que no se la jueguen por el accionista.
Por otra parte, los sustanciosos planes de pensiones y seguros de vida que pagan las empresas a favor de esos ejecutivos pueden representar el 15% de sus retribuciones, lo cual los incentiva para tomar decisiones muy conservadoras que suelen perjudicar la rentabilidad de las empresas.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión