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Ha sido acabar la campaña electoral, acudir a la cita con las urnas en Madrid y hacerse público el contenido del Plan de Recuperación que se ha enviado a Bruselas, en el que, escudriñando bien su contenido, se encuentran subidas de impuestos por doquier. Pedro Sánchez lo había presentado casi en una docena de ocasiones, aún antes de haberse aprobado por el Consejo de Ministros; el Gobierno remitió el documento a Bruselas la semana pasada, pero ha habido que esperar a que se cerrasen las urnas en Madrid para conocer su contenido exacto. Bueno, exacto con matices y con erratas, porque a decir de Nadia Calviño se incluye un párrafo sobre la tributación compartida del IRPF que es eso, una errata, porque solo está en estudio. Entre las subidas de impuestos tasas y gravámenes varios figuran el peaje en las autovías, a los plásticos, el incremento del impuesto de matriculación, el gasóleo y suma y sigue. Las clases media y baja serán las más afectadas. Si alguien pensaba que eso no iba a llegar, ahí tiene la prueba del nueve de que estaba equivocado.

Es el primero de “los planes” de Sánchez. Porque ahora está enfrascado también, junto a su numeroso equipo de “gurús”, en el diseño de la estrategia para hacer frente al terremoto de Madrid. ¿En qué anda metido? Pues, primero, en reforzar su control del PSOE y eliminar los versos sueltos que quedan desperdigados por ahí, como, por ejemplo, la ex presidenta andaluza Susana Díaz, a la que quiere sustituir lo antes posible por el alcalde de Sevilla, de apellido Espadas, por si hay elecciones anticipadas. Eso en el frente interno. En el externo, adoptará las medidas que más le convengan a él para acrecentar las diferencias internas que existen en el PP y que en estos días han quedado un tanto solapadas por el éxito de Isabel Díaz Ayuso y su fiel escudero, Miguel Ángel Rodríguez.

Mucho me temo que, tanto con los planes de Sánchez, como sin ellos, y una vez pasada la euforia del triunfo en Madrid, las tensiones en el seno de los populares se van a disparar. Se quiera ver, o no, Pablo Casado tiene hoy por hoy una firme competidora en Díaz Ayuso, a la que él mismo designó hace ya cerca de tres años como candidata. Los hechos son tozudos y están ahí. Por mucho que se diga, ni Ayuso ni Rodríguez despiertan grandes simpatías, ni en Génova ni entre otros barones regionales. ¿Cuáles son los planes de Isabel? Partiendo de la base de que todo político aspira a lograr las mayores cotas de poder posible, ¿por qué no ser la primera mujer que llega a la Presidencia del Gobierno de España?

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