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Lo peor de cada casa

Sábado, 23 de marzo 2019, 04:00

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Ayer me hice un “bocata” de chorizo. Por la mañana asistí al doctorado honoris causa por la Universidad Pontificia de dos españolas colosales, Margarita ... Salas y Adela Cortina. ¡Qué gozada de currículos y sabiduría! La valenciana es, como muchos sabrán, catedrática de Ética. ¿Qué es eso? Ah, ¿pero sigue existiendo la Ética? ¿No nos la hemos cargado entre los hunos y los hotros? Pues sobrevive a duras penas. Es esa disciplina que estudia el bien y el mal, el conjunto de costumbres y normas que valoran el comportamiento humano. Doy por hecho que, cada mañana, la crónica política de los medios sonrojará a doña Adela. Y tras enviar esta Calle del Desengaño al periódico, fui al concierto de la Hermana Glenda en el Casino, monja chilena nacionalizada española, que evangeliza con su guitarra. Pero entre uno y otro evento, ambos gratos, por aquello de opinar sobre la actualidad metí mis pecadoras manos en la artesa del mondongo político y las carnes mortales adobadas. Me pringué hasta los codos y salieron chorizos. ¿Qué otra cosa podía salir? ¡Muchos chorizos! Y como dijo un ocurrente, en expresión afortunada: “No hay pan para tanto chorizo”. Ni en la tahona de Arapiles.

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