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Las mujeres florero

Miércoles, 9 de noviembre 2022, 04:00

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El PSOE va a elegir a los candidatos por primarias, como si fuera una oda a la democracia interna, esa de la que tanto se queja ahora la ex de Vox Macarena Olona, que ha amenazado con llevar a su antiguo partido a los tribunales.

Tiene gracia que ya antes de iniciarse el proceso para elegir a los cabeza de lista a los ayuntamientos, los aparatos, que tienen todo el poder para inclinar el voto de los militantes hacia un lado o hacia otro, se posicionen de alguna manera por uno de los candidatos en liza.

El secretario general de Madrid ya se ha anticipado asegurar que la candidata del PSOE será una mujer. Ni primarias ni voto ni respeto a los militantes. El jefe socialista ya ha señalado a la todavía ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, para disputarle la Alcaldía de la capital de España al popular José Luis Martínez Almeida.

La feminista socialista Soledad Murillo vuelve a Salamanca por Navidad empujada por el “férreo” aparato de la sede de la Cuesta de San Blas.

Murillo es una vieja conocida en la política municipal salmantina. Fue edil del Ayuntamiento de Salamanca entre 2011 y 2018, con Alfonso Fernández Mañueco como alcalde. Antes había sido bendecida por José Luis Rodríguez Zapatero para estar al frente de la secretaría general de Políticas de Igualdad del ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. Regresó a la política nacional de la mano de Pedro Sánchez para ocupar la secretaría de estado de Igualdad hasta el 2020.

¿Qué les pasa a los socialistas con las mujeres?, ¿no les parece poco serio que traten de impulsar candidatas femeninas como si por el hecho de ser mujeres tuviera un plus en las urnas?

Soledad Murillo es la segunda opción con la que la línea “oficialoide” socialista trata de cargarse por la “vía democrática” al actual portavoz municipal, José Luis Mateos. Intentaron convencer a Encarnación Pérez, por supuesto también mujer y con mucha presencia en los medios de comunicación a través de su puesto como subdelegada del Gobierno en Salamanca. Pero declinó la amable invitación de los jefes socialistas. Es mucho más cómodo ser nombrada digitalmente, que tenerse que enfrentar en las urnas a un Carlos García Carbayo, que es hombre, pero no un florero ornamental en el Ayuntamiento de Salamanca.

Me sorprende que Soledad Murillo se haya prestado a un juego con el que estoy convencida no está para nada de acuerdo: la utilización de la mujer en política o en cualquier ámbito de la vida.

La exsecretaria de Estado puede ser muy vehemente en su defensa de un feminismo excesivo, pero seguro que estará de acuerdo en que cuando a una señora la señalan para un puesto de responsabilidad se la está utilizando sin ningún tipo de consideración ni miramiento por razón de su sexo y no por su capacidad intelectual y de gestión.

No entiendo como la contrincante de Mateos se ha prestado a este sucio juego del feminismo de la izquierda, que por lo que parece se va a imponer en casi todas las provincias, como está ocurriendo en Madrid con la pobre Maroto, que como Concha Velasco es de Valladolid.

El PSOE inventó las primarias para manosear el feminismo, como si fuera un mérito por sí mismo. Y no hay nada más machista que una mujer entre en el juego de convertirse en un elemento ornamental de los carteles electorales.

Dejemos que los electores, que ya han alcanzado una madurez democrática, decidan quién es el mejor para gestionar la ciudad, sin tener en cuenta el sexo, igual que no se tiene en cuenta la condición social.

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