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Se van acercando las Fiestas de Salamanca. La verdad es que cuando era más pequeño (que el otro día por la calle me dijeron que ya no era joven y me sentó fatal) no me gustaban mucho. El motivo era sencillo, era el síntoma inequívoco de que terminaba el verano y volvía el colegio. Y claro, después de estar más de dos meses asalvajado, el volver a la rutina no apetecía nada.

Pero ahora, en mi segunda juventud, sí que era algo que me gustaba y disfrutaba. Porque las casetas hacían que en la calle se notara que eran unos días especiales, que las fiestas se asemejan a la mujer del César, vamos que no solo tienen que serlo, sino también parecerlo. Porque los conciertos en la Plaza Mayor eran un plan magnífico. Si el grupo no era de tus favoritos podías pasarte a ver el ambiente, escuchar un par de canciones e irte a tomar algo. Y además para tener otro tipo de entretenimiento, también podíamos acudir a exposiciones, obras de teatro, corridas de toros... Que un poco de cultura nunca viene mal. Sí, los toros son cultura. Pero eran otros tiempos, era la época de la normalidad, la de verdad, la que merecía la pena.

Este año sabemos que va a ser diferente, pero es que es normal que lo sea. La gente, que es muy de protestar, protesta por las casetas y los conciertos gratuitos (que me da mí que la queja va más por el precio que por la ubicación). Y yo, desde mi punto de vista, creo que, por un lado las casetas prácticamente son barras portátiles, si el consumo en barra está prohibido en este momento, creo que no habría que decir nada más. Pero por si esto no fuera suficiente, hay que pensar que todos tenderíamos a estar tomando la caña, pincho o similar, saludando a los conocidos y con poca gana de ponernos el bozal (o mascarilla).

Lo de los conciertos, pues precisamente se cambia de lugar para poder tener controlados y sentados a los asistentes. No olvidemos que el año pasado no hubo ningún concierto, ya hemos dado un paso. El tema de precio... A ver, hay dos tipos de conciertos en las Ferias de Salamanca. Siempre los ha habido. Los que eran gratuitos y los que eran de pago. Este año los que eran gratuitos son de pago también, pero, desde mi punto de vista, el precio es razonable. Si las entradas fueran gratuitas estoy seguro que muchos sacarían la entrada y, si llegado el caso les surgiera un plan mejor o les atacara la pereza, simplemente no irían y dejarían el asiento vacío.

Disfrutemos de las Fiestas ahora que llegan, pero lo que se pueda, para darlo todo el año que viene.

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