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Como todos los lectores saben, el PSOE ha sacado 123 diputados en las elecciones del pasado domingo. El PP 66, a los que se podrían sumar los 57 de Ciudadanos y los 24 de VOX, es decir, 147. Pero ¿qué hubiera pasado si el centro derecha hubiera ido en unas listas unitarias previamente pactadas? Pues que VOX+PP+C’s hubieran sacado con los mismos votos una cómoda mayoría absoluta en el Congreso y en el Senado. Por ejemplo, en Castilla-La Mancha, gobernada por el PSOE, el bloque de centro derecha ha ganado en todas las provincias. Al acudir desunido el centro derecha ha tirado a la basura aproximadamente un millón de votos (VOX 689.000, C’s 165.000 y PP 147.000).
Ya se vio venir el desastre cuando “los tres tenores” (Casado, Rivera y Abascal) fueron incapaces de presentar candidaturas únicas al Senado sabiendo como sabían que para poder aplicar el artículo 155 de la Constitución en Cataluña o en el País Vasco necesitaban la mayoría absoluta en el Senado. Resultado: con 670.000 votos más que la izquierda (PSOE + Podemos) se han quedado con 60 (56+4) senadores, mientras que el PSOE, él solo, tiene 121, es decir, la mayoría absoluta y ningunas ganas de aplicar el 155. ¿Puede haber una estupidez política mayor? Porque no se trataba de aplicar o no el artículo 155 sino tan solo de tenerlo a mano para meter en vereda a los golpistas catalanes.
En efecto, VOX ha sido un magnífico regalo que los Reyes Magos le trajeron a Sánchez la pasada Navidad. Otro efecto perverso de VOX ha consistido en asustar, especialmente en Cataluña donde muchos de quienes se solían abstener en las elecciones generales ahora han ido a votar a favor de ERC, ese partido “dialogante” que parece haberse bajado del burro de la independencia inmediata y que con su éxito electoral ha matado políticamente al fugado en Bélgica, quien la noche del domingo tuvo, esta vez sí, su particular Waterloo.
En Cataluña, un 36% de los votos ha ido a los grupos independentistas, muy lejos de la mayoría social que ellos suelen atribuirse.
El PSC, segundo partido en votos en Cataluña, ha quedado a poco más de un punto de lograr la victoria dejando un claro damnificado: En Comú Podem, que ha pasado de ganar los comicios en Cataluña en 2015 y 2016 a perder cinco diputados y quedar en la actualidad con siete. De hecho y a pesar del éxito de ERC, el separatismo catalán ha perdido su capacidad de chantajear al Gobierno que Sánchez formará, con toda probabilidad, en solitario.
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