La Sanidad y sus reformas
La Sanidad Pública (Servicio Nacional de Salud o SNS), una de las columnas que sostienen el llamado Estado de Bienestar, es seguramente el servicio público ... más apreciado por los españoles. El nivel profesional de los sanitarios que lo sirven es, sin duda (y lo dice alguien que lo ha utilizado) de lo mejor. Y desde luego ninguna responsabilidad ha tenido en las más de 43.000 muertes por el coronavirus. Es más, muchos de los sanitarios se han visto infectados por falta de defensas que podrían haberse adquirido si los responsables políticos hubieran previsto a tiempo la gravedad de lo que ya estaba entre nosotros durante el mes de febrero de 2020.
Alberto Infante, profesor emérito del Instituto de Salud Carlos III, señalaba hace unos días a propósito de las muertes en las residencias de mayores (aproximadamente el 20% de los residentes murieron a causa del virus chino) que la atención en ellas requiere más recursos, menos burocracia, cambio de procesos, más participación social y de las Administraciones locales, mayor cogestión por parte de los profesionales. Y una visión compartida de mediano y largo plazo que se mantenga gobierne quien gobierne. Es decir, una buena gobernanza del sistema de residencias. Un sistema, este de las residencias, que no hará sino crecer pues la natalidad declinante traerá consigo inexorablemente más envejecimiento y más soledad.
En cualquier caso, conviene saber respecto al SNS que al inicio de 2020 el gasto sanitario per cápita respecto a la UE apenas había descendido, pero sí se han perdido recursos humanos, ha aumentado la precariedad laboral, se invirtió más en edificios que en tecnologías o investigación y se han externalizado funciones y servicios fundamentales. La pandemia ha demostrado que esa estrategia fue una pésima idea.
Uno de los fallos detectados durante la pandemia (aunque no el menor) ha sido la descoordinación entre el Ministerio de Sanidad y las políticas de las diferentes Comunidades Autónomas. La dejación de responsabilidades por parte del Ministerio viene siendo crónica y ha ido acompañada por una auténtica destrucción de dicho Ministerio, que con la formación del nuevo Gobierno (Sánchez-Iglesias) llegó al colmo al grito de que “el SNS está transferido”, eslogan que ha de ser sustituido, en opinión más que sensata del citado Infante, por otro: “El SNS es de todos”. Por eso parece necesaria una Agencia de Sanidad Pública que tenga autoridad para coordinar tan fundamental servicio público.
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