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¿Qué partido o partidos gobernarán en ayuntamientos, diputaciones y comunidades autónomas? Me temo que esa incógnita no se despejará en muchas de esas instituciones hasta pasados unos cuantos días, incluso semanas, de las próximas elecciones, porque puede que los resultados sean muy justos y apretados.
Esa, la de los gobiernos que se obtengan, será una de las formas de medir el éxito o fracaso para los diferentes grupos políticos. Pero hay otras maneras de hacer el análisis. Una de ellas es comprobando la suma total de votos que obtenga cada una de las formaciones en toda España, independientemente de que sirvan para gobernar, o no, y su comparación con lo sucedido hace cuatro años.
Con las previsiones en forma de encuestas que tenemos a fecha de hoy todo apunta a que el PP ganará el conjunto de las elecciones, porque su cosecha de votos será muy superior a la del PSOE y a la que obtuvo en 2019, al margen de que esos sufragios sirvan para gobernar, o no. Del otro lado, el socialista, los sondeos vaticinan una caída significativa y una importante diferencia, tanto en relación con las anteriores, como con el PP.
Sin embargo, ya veo al aparato de propaganda de Moncloa preparando su argumentario para hacer de esa derrota socialista una clara victoria si, por medio de pactos logran mantener comunidades, ayuntamientos y diputaciones importantes.
Y todo eso sucederá en vísperas de que España asuma la presidencia del Consejo de Ministros de la UE, aunque para ser más exactos habría que precisar que es Pedro Sánchez el que ostentará este cargo. Él y solo él. Contrariamente a lo que sucede en otros Estados miembros de la UE y en las anteriores ocasiones en las que nuestro país ha gestionado este puesto rotatorio, aquí no se ha tratado este asunto como una cuestión de Estado.
Pedro Sánchez quiere el monopolio y, hasta donde se sabe, ha “pasado” olímpicamente de contar con el principal partido de la oposición, algo que sí hicieron sus predecesores en La Moncloa.
Esta será la segunda operación de propaganda a la que asistiremos en las próximas semanas y, especialmente a partir de julio. Vamos a tener a Pedro Sánchez y a la presidencia de la UE hasta en la sopa. Ya lo anticipo; terminaremos aburridos y hastiados, deseando que se acabe. Y ahí llega la pregunta: ¿qué sacaremos los españoles de este semestre?
Pues si el Gobierno lo hace bien, unas palmaditas en la espalda y ya está. Porque ese periodo, en el que un país se hace cargo de la presidencia de turno del Consejo de la UE es el peor momento para lograr que se atiendan sus reivindicaciones. La tarea principal de la delegación española será lograr consensos, aun cediendo en sus peticiones. Dicho de otra manera, es el peor momento para plantear esa pregunta clásica del ¿qué hay de lo mío? El único que arañará algo, si lo logra, será Sánchez y, si no lo logra, ya se encargarán sus propagandistas de que nos lo parezca.
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