La mano del hombre
Miércoles, 7 de agosto 2019, 05:00
La misma mano capaz de plantar un huerto agustino en la ladera, de acariciar la piel de un leproso, de estrechársela generosamente al adversario y, ... en fin, de sembrar millones de árboles, es culpable del 96% de los incendios forestales. Lo que no hay estudios es sobre el porcentaje de pirófilos que hay entre esos pirómanos y simples incendiarios, es decir, cuántos reciben una gratificación sexual quemando el monte, porque el instinto ciega los escrúpulos y arrambla con todo. No lo entiendo, pero aquí parece que tiran más dos cerillas que dos pantorrillas.
En el digital de este diario veo una advertencia de este tenor que hace el propio monte: “Lo que para ti es un descuido para mí es un incendio”. Pero estos, por negligencia de algún dominguero, la colilla, la barbacoa, la botella rota que hace de lupa... son los menos. La mayoría son deliberados, provocados. Los bomberos de esta provincia – Dios los proteja -, en las últimas horas, han logrado apagar nada menos que cinco fuegos, con los que ha cooperado el termómetro (en Tenebrón, Bañobárez, Béjar, Villoria y Lumbrales).
Solo he visto comenzar un fuego en el monte, hace años desde el Paso de los Lobos (en el 1.500 de la subida a Peña de Francia) y con tres focos distintos, por lo que necesariamente tuvo que ser obra de un cabrón o un psicópata, como son casi todos. Parte de la Compañía militar que por razones estratégicas custodiaba aquellos días el pirulí junto al Monasterio, bajó en jeeps por la carretera de Monsagro a ver si pillaban al pirómano de turno. En el incendio entre Béjar y Candelario del que da noticia LA GACETA, el subtítulo dice precisamente: “Las llamas, originadas en tres focos”. Hay que ser un canalla para prender en esos parajes, que sin duda conocen muchos lectores, en que las copas de los árboles de un lado y otro de la carretera se juntan y forman un umbrío túnel vegetal.
¿Hay algún remedio para quienes queman? Un próximo me dice, sí, que estén encerrados hasta que el arbolado alcance la misma altura que tenía cuando el cerillazo. ¿Aunque sea una especie de crecimiento lento? ¡Aunque sea un quercus! No es cuestión de cadena perpetua, pero...
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