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La maldición de “los hunos y los hotros”

Sábado, 21 de septiembre 2019, 05:00

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A mis lectores, fieles e infieles

Hace veinticuatro años que debuté como colaborador en este diario. Ejercía aseadamente mi profesión y podía ufanarme como Machado: “... ... a mi trabajo acudo, con mi dinero pago/ el traje que me cubre y la mansión que habito, / el pan que me alimenta y el lecho donde yago”. Entonces el presidente Francisco Rodríguez, me tentó para que hiciera periódicamente públicas mis opiniones, que no eran siempre pacíficas y, a veces, incluso forajidas. Desoí el consejo del viejo poeta rabino Sem Tob, “que nadie extienda su mano para adueñarse del oficio de su vecino...el cálamo se hizo para escribir, las tijeras para oficio de barbero, el fuego para el altar y la hoz para la cosecha”. Y tomé el cálamo, y a veces también la hoz.

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