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Pedro Sánchez y los suyos son maestros en esto de la propaganda, en lo de marcar agenda para que se hable de lo que ellos quieren y cuando quieren. En eso dan cien vueltas a los del PP, con excepción de Isabel Díaz Ayuso, gracias a “su” Miguel Ángel Rodríguez. No obstante, algunas veces las cosas no salen como las diseñan los de Moncloa.
El último ejemplo es la exhumación de los restos del fundador de Falange, José Antonio Primo de Rivera. Pretendían montar un espectáculo como el de años atrás con Franco, operación en la que cosecharon magníficos resultados, desde su óptica, porque se estuvo hablando de ello durante mucho tiempo, antes, durante y después del viaje en el helicóptero, con la entonces ministra de Justicia, Dolores Delgado, y Felix Bolaños de maestros de ceremonia. Mientras nos tenían entretenidos con eso, no se hablaba de otros asuntos menos interesantes para ellos. Además, se marcaron un gol ante los suyos, hasta el punto de llegar a decir que pasarán a la historia por eso. Pues bien, ahora han pretendido hacer lo mismo y en época electoral. Sin embargo, gracias a la confluencia de una serie de factores, entre los que figura la actitud de la familia de Primo de Rivera, la operación ha sido vista y no vista y ha pasado muy desapercibida. Por cierto, dato para la pequeña historia, fue necesario cambiar de féretro los restos de “El Ausente” y se comprobó que están momificados y en bastante “buen estado”, a pesar del tiempo transcurrido. En lo que sí tienen más suerte los estrategas de Moncloa, acompañados por su coro mediático, es en lo de Doñana, asunto con el que nos martillean un día sí y otro también, frente a la “pardillez” de los del PP. Sin entrar en el fondo del tema, y centrándome solo en la operación de imagen, cabe destacar que no se entiende muy bien que Juanma Moreno se hayan metido en esto ahora, justo en época previa a las elecciones; ya podían haber esperado a que pasasen. Justifican desde el entorno del barón popular andaluz que la apuesta es en clave local, para conseguir la Diputación de Huelva; sin embargo, el daño reputacional en el resto de España es muy grande. Y, luego, está lo de Bruselas, donde pierden la batalla por goleada. Primero, porque el que manda allí en estos temas por arriba es el vicepresidente de la Comisión Europea Timmermans, con el que Teresa Ribera está a partir un piñón. Y, por abajo, la que parte el bacalao es la directora general de Medio Ambiente (el comisario pinta muy poco), Florika Fink-Hooijer, otra talibana de la cosa, que cuenta en su equipo como asistente principal con Luis Planas Herrera, hijo del ministro de Agricultura, que es a la vez secretario general del PSOE en Bruselas. Por cierto, que doña Florika estuvo ayer en Madrid entrevistándose con Fernando Miranda, el segundo de Luis Planas padre. Y todo ello con Doñana de fondo. Parece mucha casualidad. Y los del PP en su balneario.
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