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“Iván Redondo o cómo usar recursos públicos con fines partidistas” es el título de una columna de opinión de Agustín Valladolid en Vozpópuli. Por una vez, y sin que sirva de precedente, voy a tomar prestado el argumento de un colega, y sin embargo amigo, porque lo que relata me parece de una enorme gravedad y que no puede pasar desapercibido. Dice, a modo de resumen, que “hemos asumido con pasmosa naturalidad que dos altos cargos de la administración central cuyo sueldo pagamos con nuestros impuestos, hayan dedicado tiempo y recursos del Estado a dirigir la campaña del candidato Illa”. Y es que este último, durante la noche electoral del pasado domingo se despachó agradeciendo públicamente a Iván Redondo, director del gabinete de la Presidencia del Gobierno, y a su adjunto, Francisco Salazar, que hubieran estado a su lado de forma casi continua, especialmente durante los últimos días de la campaña electoral.

Dicho de otra manera, Iván Redondo, a la sazón secretario de Estado, y Salazar, con categoría de subsecretario, han dedicado durante la semana pasada la mayor parte de su tiempo a Illa. Insisto, pagamos el sueldo de ambos con cargo a nuestros impuestos, lo mismo que los medios públicos de los que han dispuesto, para una actividad partidista, en este caso del candidato socialista a las elecciones catalanas. Lo expresa de forma meridianamente clara Valladolid en el siguiente párrafo: “Se preguntarán ustedes qué es lo que tiene de sorprendente esta noticia. Pues precisamente eso, que no parece sorprender a nadie, que se asume con pasmosa naturalidad que dos altos cargos de la administración central cuyo sueldo pagamos con nuestros impuestos, puedan dedicar gran parte de su tiempo a diseñar y dirigir la campaña del candidato socialista a la Generalidad, aprovechando de paso los recursos que el Estado pone a su disposición”. Más claro, agua.

Sin duda, lo anterior habría provocado un gran escándalo en cualquier país democrático, menos en el nuestro. Por lo visto, tampoco es un asunto interesante para el principal partido de la oposición, que, de momento, y a pesar de lo que dice el último Barómetro del CIS, sigue siendo el PP. ¿Acaso han presentado Casado y su gente, comenzando por el inefable Teodorín, una pregunta parlamentaria pidiendo explicaciones? Hasta dónde yo sé no. Con la que está cayendo, puede parecer un asunto menor, pero yo creo que no lo es. Es una prueba más del grado de anestesiamiento en el que nos encontramos. Y es que ya lo dijo en su día la actual vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo: “El dinero público no es de nadie” y encima se nota. ¡Vaya si se nota, amigo Agustín!

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