Borrar

Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Se acercan las elecciones municipales y autonómicas y a nivel nacional se está caldeando el ambiente, mientras en Salamanca las aguas del Tormes corren mansas y en Valladolid parece que las aguas vuelven a su cauce tras el amago de espantada de Vox. En la capital los grandes partidos han definido ya a sus cabezas de lista. A falta de que Ciudadanos confirme a Ana Suárez como cabeza de lista, el PP repite con Carlos García Carbayo, el PSOE mantiene a José Luis Mateos tras derrotar a Soledad Murillo, la candidata del aparato, y Vox acaba de anunciar a la única novedad, el abogado Ignacio Rivas, como número uno al Ayuntamiento.

La gran duda era saber si alguno de los concejales naranjas, en un ataque de realismo, decidía girar hacia el PP, pero de momento tanto Suárez como Fernando Castaño han optado con valentía por su más que posible ‘suicidio’ político, mientras que el tercer concejal de la formación, Juan José Sánchez, se mantiene a la expectativa.

Aquí no se ha iniciado una ‘operación anzuelo’ como la emprendida por Alberto Núñez Feijóo en Madrid, a la captura de Begoña Villacís y otros nombres ilustres ‘naranjas’. Ese giro hacia el centro que ha emprendido el gallego agarrándose al sorayismo no tiene, por el momento, correlación en Salamanca ni en otras ciudades de Castilla y León.

En la Junta se registra una engañosa tranquilidad después de que PP y Vox dieran por zanjado el conflicto del protocolo sobre el aborto, pero nadie puede descartar que el vicepresidente Juan García-Gallardo vuelva a las andadas, con ese asunto o con cualquier otro que le permita sacar pecho y ejercer de socio desleal de gobierno. Está en su condición y con este vicepresidente cualquier momento de paz es solo una tregua. Por lo tanto no se puede descartar definitivamente la ruptura del pacto y el adelanto de las elecciones, por mucho que lo nieguen unos y otros.

García Carbayo parte con todas las papeletas para repetir en la Alcaldía, ante la incomparecencia de la oposición socialista, abonada al perfil bajo, la debacle de Ciudadanos y la incógnita del candidato de Vox. Así las cosas, y salvo sorpresa mayúscula, el interés de las elecciones de mayo en Salamanca está en saber si el PP conseguirá gobernar en solitario o necesitará el apoyo de Vox. Mucho tiene que cambiar el panorama nacional o mucho tiene que equivocarse el actual alcalde para que los socialistas le arrebaten el sillón consistorial. Pero también es verdad que faltan justamente cuatro meses y la actualidad política viaja en España a tal velocidad que cualquier vaticinio debe estar sometido a una alta dosis de prudencia.

Ayer mismo conocíamos la noticia de que el Gobierno sanchista tiene previsto modificar la Ley del ‘sí es sí’ para reducir el terrible daño de imagen que está provocando la salida de la cárcel o la rebaja de la pena de nada menos de 270 violadores y agresores sexuales. Para remendar ese auténtico bodrio legal Sánchez tendrá que doblar el brazo de la podemía gubernamental, cuyos ágrafos representantes exigen el blindaje como ministra de la autora de la fechoría, Irene Montero. Desde luego, si es por eso, el inquilino de la Moncloa no tendrá problema en continuar contando con la pareja de Pablo Iglesias, porque en un Gobierno con 23 ministros, cualquier inútil pasa desapercibido, por muy calamidad que haya demostrado ser.

Así que en mayo el signo de los ayuntamientos dependerá del buen o mal hacer de los regidores, pero también de la habilidad de Sánchez para corregir sus muchos disparates y, sobre todo, de su capacidad para hacernos olvidar la traición a todas sus promesas y, lo que es mucho peor, a España.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios