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Del Jueves Lardero ya se habla en el Libro del Buen Amor, del Arcipreste de Hita. Es el jueves que precede al Carnaval. Jueves “merendero” lo llaman algunos en Las Arribes, donde era tradición celebrarlo saliendo al campo a comer todo lo que se va a prohibir, naturalmente. “Jueves Lardero, longaniza al puchero”, se proclamaba como un aviso que ya Juan del Enzina llevó a su música: “Hoy comamos y bebamos, y cantemos y holguemos, que mañana ayunaremos”. Todo un clásico de la música del Renacimiento que suele citarse en estas fechas advirtiendo de la proximidad de la Cuaresma. Pero ahora, festejemos a San Antruejo.

La otra tarde, esperando a Silvia Clemente en las puertas del “Charro” vi un despliegue de carteles que señalan que algo de vida tiene el carnaval salmantino. También en Salesas y Labradores, donde en otro tiempo hubo atracciones, bailes, desfiles y hasta pregones de gente ilustre de la época como Jesús Gil. Se cortaba la avenida de Portugal y el lío era gordo. Los de San Isidro eran también carnavaleros y sacaban a la chiquillería a la calle disfrazados de todo. No era el carnaval de Ciudad Rodrigo, que juega en la Champions de los carnavales, diría el gran “Julete”, pero algo había. El antruejo farinato requiere de guías como “Julete”, “Tato”, Lauren Risueño o José Ramón Cid Cebrián, por ejemplo, capaces de entender cada tañido de la Campana Gorda y hacerse entender por ella si toca tertulia en el Árbol Gordo. Ciudad Rodrigo requiere de ojos y oídos muy abiertos en estos días, pero también la boca para hacer acopio de lo que se prohibirá. Por cierto, ya sabrá que Clemente no dijo nada a la prensa salmantina. Saludó amable y dio las gracias por la espera, pero nada. Mal empezamos la campaña. La desgracia ha querido que Ciudad Rodrigo se haya quedado sin Pregón Mayor con la marcha de José Pinto, que es otro talento que se nos va en este año. Envidiaba su memoria —¡quién no!— y su conocimiento del campo. Solidario de camiseta. Tranquilo en exceso. Lector infatigable. Genio. La última vez que le vi posaba en la Subdelegación del Gobierno junto a Jero Hernández a petición de los asistentes a un acto conmemorativo de la Declaración de los Derechos Humanos. Supongo que seguirá poniendo a prueba su memoria en el lugar donde esté y espero que disfrute allá del Jueves Lardero.

Con esta sensible pérdida inauguramos marzo, mes para recordar a mujeres y padres, al riñón, corazón y colon, para celebrar que la poesía y el teatro siguen con nosotros, que la felicidad sigue siendo una aspiración eterna o qué pasa, que nunca como ahora nos hemos interesado tanto por la meteorología. Pero marzo es, también, el mes de la Cuaresma, que el besapiés a Jesús Rescatado, hoy, avisa de que está ahí. ¿Veremos las colas de décadas atrás? Estamos ante una de las imágenes que más devotos concita. O concitaba. Pasea el Rescatado el Viernes Santo, del que dijo José Álvarez en su Poemario de Salamanca que “la gente pasea luto que se queda en la piel”. Sí, de alguna forma ayer, Jueves Lardero, sentado y releyendo párrafos del “Libro del Buen Amor” recibí también una carta de Doña Cuaresma y no me quedó otra que echarme a la calle en busca del Carnaval.

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