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Sí, ya huele a Navidad. Y puede que estés pensando que soy un exagerado, que queda más de un mes, que falta mucho, pero no, no es verdad. Tenemos la Navidad mucho más cerca de lo que piensas. ¿Acaso no te huele todo a elecciones y no van a llegar hasta mayo? Pues eso.

Los anuncios van cambiando de público objetivo y se quitan años de encima. Porque es verdad que el que paga (espero que no haya niños leyendo) es el padre, pero el cliente, el que pide el juguete, es el niño. Tienen que convencerle a él y se nota. Entramos en una época de un fervor religioso muy curioso.

Y sí, he dicho religioso porque ¿no se tratan todas las religiones de tener fe? ¿Se te ocurre que haya algo que pida más fe que pensar que tres señores con corona montados en un camello se cuelen en cada una de las casas de los niños que creen en ellos para llevarles justo el regalo que han pedido (si no quieren evitar dramas familiares, claro)? Y todo en una noche. Si eso no es tener fe, dime tú qué lo es.

A mí siempre me ha parecido curioso eso de que los no creyentes se empeñen en que sus hijos tengan fe. Tengan fe en los Reyes Magos, tengan fe en Papá Noel, tengan fe en el Conejo de Pascua, en el Ratoncito Pérez... pero luego no, luego ya no. La fe deben pensar que es cosa de niños, que caduca con los años y que está reñida con el sentido común. No lo entiendo.

Porque sí que muchos tienen fe en las remontadas en el Bernabéu, en los partidos épicos de Nadal, en las pelis de Steven Spielberg o en que Routhfuss escriba la tercera parte (ahí ya voy perdiendo la fe), en Morante, en Sabina, en sus amigos.

¿Tener fe es malo? No lo creo. Sé que no. ¿Tenemos todos que tener la misma fe? Pues tampoco. Y no pasa nada. Pero de verdad que me molesta los que van con el no en la boca, los que ya están protestando por lo mucho que les molesta la Navidad. Que si se gasta demasiado, que si se come demasiado, que si se bebe demasiado, que si la gente es más falsa...

Pues sí, se come y se bebe demasiado, pero hasta en las dietas más estrictas tienes un día para darte un capricho. Un mes al año no es mala idea y sí, hay gente que te escribe, te saluda, se acuerda de ti solo en esa época, pero a lo mejor es que es la época de acordarse de los que tienes más perdidos. Igual que el día del cumpleaños es un día especial para alguien. ¿Cómo puedes saber si lo hace por hipocresía? ¿No será que eres tú el que estás juzgando sin saber y has decidido que lo es? Piénsalo si eres de esos.

Ya huele a Navidad, ya está al caer y espero que, si no te gusta, entiendas que a mí sí y me dejes disfrutarla.

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