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ARBOTANTE

Manifestación

Miércoles, 8 de noviembre 2023, 05:30

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Cuando cambia la hora, me refugio en la lectura. Y en tiempos especialmente oscuros como estos, mejor una lectura resplandeciente, como la de Ortega y Gasset, que devolvió el pensamiento español al mapa europeo. Socialista y defensor de España. Sí, hubo un tiempo en que eran adjetivos compatibles. Ese tiempo pasó. Con Ortega y Gasset me sucede como con Stefan Zweig: si prescindo de fechas y nombres, pienso que leo textos actuales, a pesar de que tienen cien años. Y siento un escalofrío: ambos escribían, quizá intuyéndolo aunque sin saberlo, a las puertas de demoledoras guerras, en las que sus generaciones se entregaron a la barbarie.

Abro al azar 'La rebelión de las masas' y transcribo, para que ustedes puedan darme o quitarme la razón: «Este es el hombre previamente vaciado de su propia historia, sin entrañas de pasado y, por lo mismo, dócil a todas las disciplinas. Más que un hombre, es sólo un caparazón de hombre constituido por meros idola fori; carece de un «dentro», de una intimidad suya, inexorable e inalienable, de un yo que no se pueda revocar. De aquí que esté siempre en disponibilidad para fingir ser cualquier cosa. Tiene sólo apetitos, cree que tiene sólo derechos y no cree que tiene obligaciones: es el hombre sin la nobleza que obliga». Fin de la cita. En mi juventud, reprochaba a Don José cierto elitismo, su miedo a que clases sin educación para el liderazgo, tanto educación intelectual como educación moral, accediesen al gobierno. Con los años y, a la vista de los acontecimientos, me he visto obligada a terminar reconociendo sus razones. La democracia escondía en sus recovecos lagunas que no hemos sabido ver a tiempo y que, en manos de desaprensivos iletrados, iletrados intelectualmente y también desde el punto de vista moral, están sirviendo para arrebatarnos nuestra soberanía. Nuestro gran reto actual consiste en recuperar la soberanía democrática, contra quienes no tienen reparo en violar la Constitución, tanto en cuerpo como en espíritu, sin que caigamos en el error de renegar de ella.

Por eso, querido lector, si usted no reconoce en esa cita al hombre que ahora mismo nos representa a todos en funciones, quédese el domingo en el sofá, porque estará más calentito. Pero en caso contrario, salga a la calle para protestar contra la suplantación de la mayoría por parte de la minoría. Deje constancia de que la amnistía, que es ya un hecho consumado y que es sólo el principio, se está amañando sin su conformidad. La Historia requiere de este testimonio en cualquier manifestación legalmente convocada y pacífica, dando ejemplo de civismo. Porque nosotros, a diferencia de ellos, no somos el 'hombre-masa'. ¡Si Ortega y Gasset levantase la cabeza!

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