Venezolanos en Salamanca

Hace seis meses la Asociación de Venezolanos en Salamanca convocó una manifestación a favor de María Corina Machado, inhabilitada por el dictador Maduro para presentarse como candidata a las elecciones que tienen lugar hoy en su país. Son unas elecciones en las que en España solo podrán votar unos escasos miles de venezolanos, a pesar de que los residentes se cuentan por millones. Como parece clara la dirección hacia la que podrían orientarse la mayoría de esos votos, lo más seguro para el régimen chavista es cortarles el paso. Canarias, Madrid y Barcelona albergan el mayor número de desplazados. Ignoro el número de venezolanos que residen en Salamanca. Pero a poco que rebusquemos los encontraremos trabajando en los más variados empleos, desde la hostelería hasta el servicio doméstico, desde la universidad hasta los autónomos que regentan sus propios negocios y elaboran empanadas, arepas o tequeños, entre otras especialidades gastronómicas de su tierra.

Duro es haber tenido que huir de una de las naciones más ricas de América para comenzar a ganarse la vida en otras latitudes. Hoy Venezuela encabeza, junto con Somalia, Yemen y Corea del Norte, el listado de países más corruptos del mundo. Menos mal que Zapatero viaja con frecuencia al país hermano a predicar de forma desinteresada la buena nueva del ejercicio transparentemente democrático y los beneficios que de ello se derivan. Seguramente por eso acude ahora como imparcial observador a dar fe de la pulcritud con que Maduro lleva a cabo el proceso electoral escoltado por una tropilla de generales con las pecheras recamadas de soles. No hay nada como tener buenos consejeros. Así sucedió en su día con aquellos avispados vivillos fundadores de Podemos; o, más recientemente, con el robusto portador de las pesadas maletas de Delcy, bendecidas y avaladas en Barajas. El noble término «bolivariano» se ha visto usurpado y mancillando en los últimos tiempos. Para mí tengo que el Libertador no se sentiría hoy orgulloso de ver lo bajo que han caído los supuestos glorificadores que ahora malgobiernan Venezuela.

Lejos están los días en los que en la Universidad de Salamanca estudiaba un numeroso contingente de venezolanos que llegaron a disponer de su propio centro social. Ahora, en el claustro alto del edificio Histórico, una placa conmemorativa, fechada en Caracas en julio de 1992, recuerda la fundación del Capítulo ASUS en Venezuela. En ella se reconoce el papel del Estudio salmantino como «faro de la Humanidad… forjadora de nuestro destino profesional».

A partir de hoy Venezuela cantará con orgullo el alegre joropo que es el segundo y oficioso himno nacional: «Alma llanera». Confiemos en que el libre desarrollo del pensamiento crítico se pueda ejercer en una nueva Venezuela ¡libre de tiranos, carajo!