Secciones
Destacamos
Hace tres meses, el alcalde de Salamanca, Carlos García Carbayo, daba a conocer la nueva página web del Ayuntamiento. Entre las principales novedades del portal, destacó la incorporación de la inteligencia artificial de la mano de un «chatbot» al que llamaron Vega. A ver, para los no iniciados, se trata de una pequeña pestaña con forma de bocadillo de cómic. Al pulsar en ella, aparece la imagen de una joven operadora, con cara demasiado seria para mi gusto, que se presenta como la asistente virtual del Ayuntamiento de Salamanca y te dice que está diseñada para ayudarte con tus consultas y trámites.
Recuerdo que el primer día le pregunté cómo se llamaba el alcalde de Salamanca y no supo responder. No sé si Carbayo hizo lo mismo. El caso es que Vega se cogió unas vacaciones y desapareció al día siguiente de su puesta de largo. Nadie dio explicación alguna, pero resulta evidente que necesitaba más formación. La lanzaron a pecho descubierto y salió trasquilada.
Ayer volví a poner a prueba su inteligencia (artificial, por supuesto) y le pregunté dónde está la nueva biblioteca de Pizarrales -sí, esa que se inauguró a primeros de diciembre y que un mes después está cerrada y sin fecha de reapertura- y tampoco consiguió ayudarme. Me remitió a la página de búsqueda del Consistorio para obtener más detalles; cosa que, por supuesto, no hice.
Tampoco era una cuestión tan complicada. Sólo quería saber la ubicación exacta del nuevo centro cultural que tiene indignados, y con razón, a los vecinos del barrio.
Les explico el motivo. Dado que el fin de la obra llevaba ya algo de retraso, el primer edil salmantino quiso hacer coincidir el día de su estreno con la fecha de nacimiento de Carmen Martín Gaite, la inmortal escritora que da nombre a este inmueble. No lo logró. El ocho de diciembre cayó en un goloso domingo situado en mitad del puente de la Inmaculada. Así que los clarines y timbales de la inauguración tuvieron que esperar al día diez para hacerse oír. Allí, en el interior de un precioso y moderno edificio, del que Carbayo destacó su accesibilidad, su eficiencia energética y las muchas zonas verdes que lo rodean, todos los asistentes se regocijaron porque al fin un barrio que no se caracterizaba precisamente por sus equipamientos culturales iba a disponer de un inmueble con 1.600 libros y 800 DVD para empezar a hablar.
Pero, las precipitaciones las carga el diablo. Que se lo digan a Vega, la asistente virtual municipal. Y al mes de abrir, la biblioteca tuvo que cerrar. Se escuda el Ayuntamiento en que es necesario ejecutar «trabajos de equipamiento del salón de actos y la ampliación del fondo bibliográfico». Puede que falten ejemplares. Lo normal es que una biblioteca vaya enriqueciéndose con nuevos volúmenes. Puede que el salón de actos no disponga todavía de asientos. Sin embargo, lo que resulta inimaginable en un edificio nuevo y de estas características es que no funcione la calefacción, en pleno diciembre salmantino, tal y como ha denunciado la presidenta de la asociación de vecinos Munibar, Isidora Labrador.
En lo que abren y no, recomiendo a los amantes de la lectura de aquella zona que se acerquen al Centro Municipal Integrado Miguel de Unamuno, que está en la calle Profesor Lucas. Allí, en la segunda planta, una biblioteca popular, gestionada por una decena de voluntarias y voluntarios procedentes de asociaciones y clubes de lectura y con fondos donados por diversas instituciones y varios particulares, podrá calmar sus ansias culturales.
Ya es mala suerte empezar así el año dedicado a Carmen Martín Gaite, ¿verdad?
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para registrados.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.