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DESDE LA TRIBUNA

A mirar para otro lado

No basta con dar o denegar licencias o autorizaciones, hay que velar por su cumplimiento para evitar desgracias

Miércoles, 4 de octubre 2023, 06:00

Hay desalmados a los que no les importa poner en riesgo vidas humanas con tal de hacer caja, pero también hay mucha dejación de funciones por parte de las administraciones que deben velar por el cumplimiento de las normas y de las actuaciones que ellas mismas dictan. No basta con dar o denegar licencias o autorizaciones, hay que velar por su cumplimiento.

El incendio en la discoteca de Murcia, donde el domingo fallecieron 13 personas, no será el último hecho luctuoso que podría haberse evitado. Pero no es tarde para hacernos reflexionar, tanto a los titulares de negocios como a los ayuntamientos sobre el cumplimiento de la normativa y no confiar en que no pasará nada.

No basta con ponerse las pilas cuando hay que lamentar víctimas mortales. Cada uno debe cumplir sus funciones, también los ayuntamientos, que en muchas ocasiones son estrictos y parsimoniosos en la concesión de licencias, pero cuando se deniegan permisos se limitan a extender un papelito, pero no a comprobar que se ha cumplido lo que dictan.

Las discotecas del incendio de Murcia no tenían licencia y el Ayuntamiento había ordenado su cierre el pasado mes de octubre. Muy mal por los empresarios que explotaban el negocio, pero tampoco se puede aplaudir la actuación del Ayuntamiento murciano, que el lunes aseguró que se personará en la causa. ¿Cuántas inspecciones ha hecho desde que hace más o menos un año decidió que se tenían que cerrar los negocios?

Es posible que hayan ido en horario funcionarial, es de decir entre las 9 y las 3 de la tarde, pero todo el mundo sabe que las discotecas a esas horas no están abiertas. Es más, ¿en una ciudad como Murcia, el ayuntamiento es el último que se entera que esos negocios estaban abiertos? Al parecer, se sabía que en ese lugar se celebraban habitualmente fiestas de cumpleaños e, incluso, graduaciones de bachillerato. Era conocido por casi todos, excepto por los políticos que debían velar por el cumplimiento de normas que ellos mismos dictan.

Hace unos pocos meses, otro desgraciado incendio en un céntrico restaurante italiano de Madrid acabó con la vida de tres personas y doce más resultaron con heridas de diversa consideración. La ornamentación del local facilitó que todo ardiera como una pira mortal. Después supimos que ese tipo de adornos, con abundante vegetación de material plástico en los techos y paredes estaba prohibida, pero lo cierto es que muchos otros locales de moda corrieron raudos, a partir de la desgracia, a retirar ese tipo de decoración. ¿Tiene que pasar una tragedia para que se cumplan las normas?, ¿los ayuntamientos o las administraciones con competencias en la materia no se enteran de flagrantes incumplimientos como el resto de los mortales?

La tragedia del Madrid Arena, donde fallecieron cinco jóvenes la madrugada del 1 de noviembre de 2012 y varios resultaron heridos graves al ser aplastados en una avalancha humana durante una fiesta de Halloween, puso de manifiesto la negligente actuación, además de la empresa organizadora, del Ayuntamiento de Madrid que debería haber velado por el cumplimiento de la empresa organizadora, cuya avaricia le llevó a vender el doble de entradas del aforo permitido, además de otros graves incumplimientos.

A partir de ese momento, los responsables municipales tomaron nota y se redujeron considerablemente los aforos. Salamanca no es Madrid, pero a partir del desgraciado suceso también se pusieron las pilas en esta ciudad. Todos somos conocedores de fiestas que se convocan por redes en naves con dudosa seguridad. Todos somos conocedores de que nadie inspecciona los locales ni si están adecuadamente las salidas de emergencia. Más vale prevenir que lamentar.

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