Secciones
Destacamos
Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.
Opciones para compartir
O cogemos el tren o lo perdemos definitivamente, como nos ha ocurrido hasta ahora. Si no salimos a la calle para recuperar la Ruta de la Plata, que desmanteló el PSOE en los años ochenta, estaremos condenados a prescindir de un eje de comunicación fundamental, clave para unir el norte y el sur. O conseguimos la financiación de Europa o nos despedimos y esperamos una década más, al menos.
La calle ya no es solo de unos pocos. Los ciudadanos que no están en el espectro político de la izquierda o de la extrema izquierda han empezado a desperezarse y a cogerle gustillo a las protestas callejeras. Eso sí, sin las algaradas y sin crear terror y destrucción como suelen hacer los partidos de extrema izquierda y quienes les apoyan.
El PP, siempre timorato y muchas veces acomplejado a la hora de sacar a la gente a la calle para defender cualquier bandera, se vio desbordado con el acto convocado en septiembre en Madrid para protestar por el acuerdo impulsado por el PSOE para conseguir el apoyo de grupos independentistas y poder reeditar así su presidencia del Gobierno.
La movilización, que contaba con el lema «A la calle contra la amnistía, el referéndum y contra aquellos que quieren destruir nuestro Estado de Derecho», reunió a miles de personas de toda España y bloqueó el acceso de las estaciones de metro y calles próximas al lugar de la convocatoria. Los populares ni se creían la masiva afluencia.
Sociedad Civil también se vio desbordada por la respuesta a la manifestación que, por el mismo motivo, tuvo lugar el pasado domingo en Barcelona.
La gente sale a la calle cuando le tocan el bolsillo o cuando se trata de un asunto que llega a las vísceras, como es el tema de la igualdad entre españoles.
Pero pocas causas hay tan justas como la pelea por unas infraestructuras dignas, que desde luego nos tocan directamente el bolsillo de todos porque la línea fina entre tenerlas o no, supone riqueza o empobrecimiento. ¡Ojalá nos hubiéramos dado cuenta antes de la necesidad de pelear en la calle o donde hiciera falta para no quedarnos relegados al último lugar en el mapa de las comunicaciones!
Hoy seguimos sin tren de alta velocidad. Es verdad que nos electrificaron la vía y podemos estar en Madrid por Medina del Campo en poco más de hora y media, pero las frecuencias son tan escasas, tres concretamente de ida y tres de vuelta, que en la mayoría de las ocasiones si queremos viajar a la capital de España es como regresar al pasado, al siglo XIX, con trenes que tardan más de tres horas.
Aprovechando que la plataforma «Corredor Oeste» nos quiere sacar a la calle para reclamar la financiación europea que permita reabrir la Ruta de la Plata, podemos exigir a Pedro Sánchez dos nuevas frecuencias para viajar a Madrid decentemente, porque el trayecto por Ávila es tercermundista.
Esta ciudad no puede ofrecer a los turistas como alternativa de comunicación para viajar a Salamanca una tartana que tarda más de tres horas y que va parando en todos los pueblos que se encuentra por el camino.
Más nos vale que no viaje a Salamanca ningún turista con ese tren porque la imagen que damos es la peor carta de presentación para una ciudad turística moderna.
Hace tiempo que perdimos la oportunidad de tener un AVE, como lo tienen casi todas las provincias de Castilla y León, pero ahora no podemos perder la ocasión de contar con las cinco frecuencias que nos prometieron.
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.