Hagamos dinero
Me llama la atención la deshumanización en la que estamos entrando sin ningún tipo de reparo ni rubor
Sin duda alguna, es esta una de las jaculatorias mentales que más anida en la cabeza y el corazón de muchos seres humanos proclamándola de ... manera repetitiva y machacona día tras día y no sólo en el primer mundo. Bien es verdad que todo ser humano tiene derecho a prosperar en la vida, lo cual me parece estupendo, justo y necesario, ahora bien, parece que el planteamiento es otro. No sé cuándo ni en qué momento, pero hemos perdido el norte o, cuando menos, el rumbo de muchas cosas en la vida. No sólo hemos aceptado pulpo como animal de compañía sino que hemos mezclado churras con merinas muchas veces y, a mayores, confundimos con mucha facilidad «el culo con las témporas». En resumen, «hemos perdido el oremus». Hemos perdido muchas cosas con la justificación del progreso y la evolución hacia un mundo mejor y más global. No discuto yo que en ciencia y tecnología hemos avanzado y evolucionado muchísimo. A pesar de múltiples dificultades el mundo de la investigación da grandes pasos en bien de la humanidad y, a buen seguro, nos vienen a la mente infinidad de ejemplos de mejoras en nuestro mundo de hoy. Pero desgraciadamente, muchas de esas mejoras y avances van de la mano de intereses económicos que no van a beneficiar a todo el mundo, sino simplemente a unos pocos privilegiados. Lo que realmente me llama la atención es la deshumanización en la que estamos entrando sin ningún tipo de reparo ni rubor. Hace unos días aparecía en los medios el hallazgo de una persona que llevaba muerta alrededor de seis meses sin que nadie se percatase de ello, será necesario llegar a usar geolocalizador o microchip en los humanos, no sólo para quienes están cumpliendo condena por algún delito. De momento, me sorprenden este tipo de situaciones, y otras muchas pido a Dios que no dejen de sorprenderme. Algunos dirán que ya estoy obsoleto o que soy un anticuado, a mi me parece que simplemente continúo siendo humano y como tal quiero vivir.
Consciente de mis límites y de mis limitaciones, sabiendo que humano es humano venga de donde venga; abuelo es abuelo y por muy anciano que sea continua siendo humano; niño es niño a la par que humano también, mientras que perro es perro, por mucho que le llamemos «mi niño», lo llevemos en cochecito de niño, lo vistamos a la última moda o estas Navidades le compremos turrón de zanahoria sin azúcar o polvorones para perros. Con esto no justifico para nada el desprecio o el maltrato de especie alguna incluso la humana, que en estos momentos quizá sea la más castigada por los propios humanos. Lamentable y doloroso, blasfemo diría yo, me resulta el negocio que muchos hacen a cuenta del dolor y la desgracia ajena. Duele y mucho ver como se ha desvirtuado, cada día más, el mundo de la solidaridad dando por desaparecido el amor al prójimo de manera desinteresada. Estamos asfixiando el altruismo, la filantropía, la gratuidad, el humanismo... en aras de los intereses económicos y la ganancia. Hagamos dinero o hagamos negocio es incompatible e intolerable en el mundo de la solidaridad.
Basta ya de negociar con la pobreza, el dolor, la enfermedad... No se pueden comprar pateras para hacer negocio, no se pueden estabular personas para hacer negocio, no se puede cronificar enfermedades para hacer negocio... no podemos convertir las ONGs en empresas sociales de bajo coste ni de ningún coste.
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