La reunión trampa

Alberto Núñez Feijóo ha conseguido caer en la trampa de la reunión con Pedro Sánchez. Tras muchos titubeos, esfuerzos y ruegos, el líder del PP ha arrancado el compromiso del presidente del Gobierno de rebajarse a entrevistarse con él mañana viernes en el Congreso. Para el narciso de La Moncloa una conversación de tú a tú con el presentante del partido que ganó las elecciones del 23-J y que representa a ocho millones de votantes es peor que un dolor de muelas. Su Sanchidad está acostumbrado a otros interlocutores de más alcurnia, bien sean terroristas no arrepentidos, golpistas o fugados de la justicia. Con ellos le encanta compartir proyectos e ilusiones, porque los necesita para mantenerse en el poder. Lo demás son tonterías.

Si el del Falcon accede a soportar a Feijóo durante una hora (aproximadamente) es porque sus asesores monclovitas le han asegurado que le conviene la foto de los dos juntos para mejorar su bella imagen pública, un tanto raída tras los arrimones con Otegui, Junqueras y Puigdemont (en la distancia) y el paso sin pena ni gloria por la presidencia de la UE. Antes de posar con el fugitivo de Waterloo, Sánchez quiere una postal con el gallego, para que el mundo compruebe su ilimitada capacidad de diálogo. Bien es verdad que con unos (secesionistas, separatistas, antiespañoles, proetarras y comunistas) dialoga para concederles todo lo que piden, así se hunda la nación, y con el otro solo va a hablar para exigir sin dar nada a cambio.

Dicen en la Corte que Feijóo está obligado a entrevistarse con Sánchez porque «cuando el presidente de tu Gobierno te llama, tienes que ir». Y hay mucho político, mucho intelectual y más de un periodista que lo compra. Yo digo que habrá que ir… dependiendo de para qué. Si es para que se rían de uno, para que le echen la bronca y de paso intenten robarle la cartera, lo mejor es quedarse en casita.

Dadas las circunstancias y conocido al personaje, si el del Falcon te invita es porque busca su propio beneficio y no el de España, ni por seguir las reglas del juego democrático. En realidad lo único que quiere Sánchez de Feijóo es que le permita colocar a jueces afines al PSOE en el Consejo del Poder Judicial, que es la única institución clave de nuestra democracia que no ha logrado someter bajo su yugo.

El orden del día para la reunión, en la versión sanchista, incluye la reforma del artículo 49 de la Constitución (para eliminar el término «disminuidos») y un nuevo sistema de financiación autonómica, pero solo es para despistar. Le interesa el CGPJ, y punto.

Cuidado sobre todo con lo de los dineros del Estado para las autonomías, no vaya a caer el PP en esa ratonera. El presidente de la Junta de Castilla y León, que ha pedido esa reforma en reiteradas ocasiones, debe estar especialmente atento: cualquier cambio estando Sánchez en el poder, sustentado y controlado por catalanes y vascos, será a peor para los castellanos y leoneses. En ese terreno, virgencita, que me quede como estoy…

El bueno de Feijóo, que de tan honrado a veces peca de pardillo, irá al encuentro con una lista de asuntos de gran trascendencia, como la amnistía, los pactos con los herederos de ETA, el deterioro de las instituciones, la condonación de la deuda a Cataluña o el proyecto sanchista de suprimir los delitos de injurias a la Corona o el enaltecimiento del terrorismo.

No hace falta ser adivino para predecir que no va a sacar nada de ninguno de ellos. De las reuniones trampa como la de mañana solo se puede salir tocado o hundido. Pero como lo dicen los voceros del Gobierno, habrá que ir.