Mutualistas sin paga

El Grupo Socialista en el Congreso de los Diputados ha tenido la feliz idea de paralizar el pago del dinero que Hacienda cobró de más a los mutualistas jubilados de nuestro país. Así, cientos de funcionarios salmantinos no recuperarán parte de los cuatro mil euros de media que la insaciable Agencia Tributaria les cobró de más en los años de 2019 a 2022. El Tribunal Supremo ya dijo en su día que se les había aplicado una doble tributación y que por tanto era exigible la devolución, pero los diputados socialistas, entre ellos el salmantino David Serrada, prefieren mantener ese dinero en manos del Gobierno sanchista, pensando quizás que sabrá gastarlo con más tino que los funcionarios jubilados.

Supongamos por un momento que estos mutualistas, tras toda una vida dedicada al servicio público en el Ejército, en la Delegación de Hacienda o en cualquier otra instancia de la Administración del Estado, quieren gastarse esos miles de euros estas Navidades en regalos a sus nietos, en un viaje a las islas Canarias o en una comilona a base de jamón de Guijuelo, vinos de la sierra y otras exquisiteces. ¿No será mejor que ese dinero se lo quede Pedro Sánchez para el queroseno de su Falcon o para los regalos de Navidad a sus asociados golpistas y separatistas?

Serrada y los diputados del PSOE lo tienen claro: el dinero está mejor en la faltriquera de Sánchez o en la caja fuerte de la ministra María Jesús Montero, que ha conseguido batir todos los récords y recauda ya 60.000 millones más cada ejercicio fiscal que Rajoy en sus mejores años. Han subido 69 impuestos y han creado una veintena más para sangrarnos a conciencia, pero dada su ilimitada voracidad, Sánchez y Montero no quieren endulzarles la Navidad a los mutualistas.

Lo suyo es quedarse con todo el dinero que puedan. Euro que vuela, euro que va a la buchaca. Ahora están preparando una sibilina reforma fiscal que, con la excusa de subir impuestos a los ricos, nos aprieta el cinturón a todos.

Lo más grave de los planes de esta pareja, empujados en este caso por Yolanda Díaz, la comunista disfrazada de Caperucita Roja y Muy Roja, es que pretenden subir los impuestos a las primas de los seguros privados. Dicen ellos que a la sanidad privada solo van los ricos y que ahí hay que morder. Pero lo cierto es que son nada menos que doce millones los españoles con seguro sanitario privado. Doce millones que no son ricos, ni siquiera clase media (no queda apenas después de las dentelladas del socialcomunismo). Son españolitos de a pie que tendrán que decidir entre pagar mucho más por el seguro o irse directamente a la sanidad pública. Serán millones los que entren en el sistema sanitario público, con el consiguiente riesgo de que revienten los centros de salud y los hospitales.

Todo esto a Sánchez, Montero y Díaz les trae al pairo. Ellos están a engordar sus presupuestos para gastar más y más, no se sabe muy bien en qué, porque después llega la hora de pagar la deuda a los mutualistas y parece que no tienen fondos. Cuando hace tres años había que destinar 35 millones para acondicionar el barranco del Poyo, causante de la mayor parte de la tragedia en Valencia, tampoco había dinero. Ni lo hay para terminar la electrificación de la vía férrea de Salamanca hasta Fuentes de Oñoro, ni para ninguna de las inversiones previstas y nunca ejecutadas en esta provincia.

Quizás algún día alguien nos contará por dónde se van los miles y miles de millones de euros que este Gobierno manirroto gasta como si no hubiera un mañana. Eso no es seguro. Lo que sí es seguro es que las generaciones futuras de españoles pagarán esta fiesta.