Secciones
Destacamos
Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.
Si la política consiste decir no cuando debe ser que no, habrá que concluir que la Junta de Alfonso Fernández Mañueco no tiene clara su política de educación superior, o sencillamente que no la tiene en absoluto.
Pero si la política consiste en decir a todo que sí, la conclusión es que el Gobierno regional del PP lo está bordando. A esta última acepción responde la decisión de Mañueco de crear dos facultades de Medicina, una en Burgos y otra en León, como respuesta al clamor popular (es verdad que esa reivindicación es multitudinaria en ambas capitales) que viene exigiendo compartir esos estudios con Salamanca y Valladolid.
Para compensar, y sin que exista tanto clamor, nuestra Universidad recibe el permiso para poner en marcha una facultad de Veterinaria y la de Pucela obtiene en la pedrea los estudios de Farmacia. Así todos contentos.
Volviendo a los modelos de hacer política, hay dos formas de gestionar una comunidad autónoma. Uno se basa en la especialización, donde el gobierno regional de turno potencia en cada provincia aquellos sectores para los que está mejor preparada y dispone de mejores condiciones, y el otro se asienta sobre la máxima del café para todos y consiste en repartir todo entre todos, sin que ningún territorio descuelle en nada. En el primero se corre el riesgo de provocar el descontento entre los no elegidos, y en el segundo se pierde efectividad pero se ganan votos. Llevado al extremo, este segundo modelo llevaría a instalar las sedes de las consejerías a razón de una en cada provincia, con un gran (o mediano) aeropuerto en cada provincia y una universidad en cada provincia. Sería un disparate, claro.
La Universidad de Salamanca, su facultad de Medicina y los representantes de las instituciones locales no se han venido oponiendo a la apertura de más estudios médicos en otras provincias por miedo a la competencia ni por un falso sentido de exclusividad, sino porque se corre el peligro de diluir los esfuerzos para acabar rebajando el nivel de excelencia de las facultades cuando sean cuatro. Eso, y que la necesidad de más médicos tiene una doble cara: ahora en España hacen falta miles de titulados, sobre todo en atención primaria, pero dentro de siete años, cuando empiecen a salir los nuevos facultativos de Burgos o León, la previsión es que empezarán a sobrar profesionales. Y formarlos para mandarlos al paro no parece un buen negocio.
En fin, por lo menos hay que valorar que la concesión de una facultad de Veterinaria a Salamanca tiene sentido, al tratarse de la provincia ganadera por excelencia no solo de Castilla y León, sino de España. Pero también es verdad que no cuadra con el proyecto de universidad ligada a las altas tecnologías diseñado por el actual rector. Más parece un premio de consuelo para endulzar el amargo trago de tener que compartir Medicina con otros dos competidores.
El caso es que el rector Juan Manuel Corchado se lo ha tomado con la mejor filosofía y ha entendido que no podía desmarcarse del consenso general y que en estos casos es mejor arrimar el hombro que oponerse a lo inevitable.
Sea como sea, la Facultad de Veterinaria es un regalo para Salamanca y la Universidad debe aprovechar esta oportunidad de brillar en una disciplina que, como recordaba ayer el presidente del Colegio de Veterinarios, le viene como anillo al dedo a una provincia con un alto número de explotaciones de vacuno y porcino y un excelente trabajo en seguridad alimentaria.
Que no hay mal que por bien no venga.
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.