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DE CALLE

Efe, la última víctima

La agencia estatal es la última conquista sanchista, en una ofensiva por controlar los organismos que pueden hacerle sombra

Domingo, 10 de diciembre 2023, 06:00

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Sigue en marcha el proceso imparable de ataque a las estructuras del Estado y la democracia en España. La estrategia destructora del sanchismo en el poder consiste en atacar a las instituciones, desde la Monarquía a la Constitución, pasando por el poder judicial y las fuerzas del orden, y al mismo tiempo ocupar organismos y entidades encargados de ejercer límites y controles al Gobierno.

La sibilina invitación al Partido Popular para formar un «grupo de trabajo» que desatasque la renovación del Consejo General del Poder Judicial es tan solo otra de las trampas de Pedro Sánchez para asaltar una de las pocas instituciones que pueden contraponerse a ese poder absoluto al que aspira. Alberto Núñez Feijóo no debería picar ese anzuelo, del que solo puede salir enganchado y ensuciado por la poderosa propaganda gubernamental y paragubernamental.

En esa carrera loca por cumplir todos los deseos de los golpistas y demás enemigos de España con los que gobierna, Sánchez necesita imperiosamente una justicia dócil, con jueces maleables y «sensibles» a las consignas de la extrema izquierda. Solo así podrá sacar adelante la Ley de Amnistía y el descuartizamiento de España en cómodos plazos como le exigen Puigdemont, Junqueras, Otegui y el resto de la recua de antiespañoles cuyos votos le permiten mantener caliente el colchón de la Moncloa.

Mientras anuncia esa invitación envenenada a Feijóo, el aparato sanchista, liderado por el propio presidente, acusa a la justicia española de prevaricar emitiendo sentencias injustas por persecución política. Es ese «law fare» que el del Falcon achaca ahora al PP por no dejarle tomar los mandos del CGPJ, a pesar de que el desacuerdo entre populares y socialistas no tiene nada que ver con las condenas por motivos políticos y sí con un pulso entre un partido que se niega a ceder el control del órgano de los jueces y otro que se niega a aprobar un sistema de elección que despolitice el Consejo.

En los últimos días la ofensiva para amarrar organismos e instituciones ha incluido el nombramiento de un sanchista con pedigrí al frente de la agencia Efe o la elección de dos exministros como embajadores ante las Naciones Unidas y la Unesco, además de la bochornosa ratificación de Tezanos al frente del CIS.

El Tribunal Constitucional, la Fiscalía General del Estado, el Tribunal de Cuentas, la CNMV, Correos, Renfe, Indra, AENA… están ya bajo la batuta del poder sanchista. Nada debe quedar fuera del dominio del Gobierno, y en ello están.

La toma sanchista de Efe con un hombre tan cercano a Sánchez como su ex secretario de Estado de Comunicación, Miguel Ángel Oliver, confirma el intento de convertir a la agencia en altavoz disciplinado de las consignas sanchistas y forma parte de un movimiento más amplio para domar los medios de comunicación públicos, los mismos que justifican y ocultan los desmanes del Gobierno mientras atacan, y no solo en tertulias, a la oposición.

El socialista Raúl Blanco ha sido confirmado al frente de Renfe por el nuevo ministro de Transportes, el vallisoletano Óscar Puente, como premio por no haber hecho nada bueno desde que llegó al cargo, aparte de atentar contra la España despoblada, incluida nuestra provincia. Sobre la mesa tiene Blanco la promesa de recuperar la cuarta frecuencia del Alvia en Salamanca, que cinco días antes de las últimas elecciones dijeron que estaría operativo en noviembre y después que a final de año. Se acaba el año y seguimos esperando. Se ve que tienen que ahorrar para invertir en las Cercanías catalanas antes de regalárselas a Puigdemont y compañía.

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