La democracia de Puente
El ministro de Transportes considera a los proetarras de Bildu «un partido de progreso», no sabemos si a secas o en la nuca
Menuda cara de tonto se le ha tenido que quedar al pobre Alberto Núñez Feijóo cuando le hayan informado de que el Partido Sanchista de Navarra (para los puristas Partido Socialista de Navarra) va a regalar la alcaldía de Pamplona a los proetarras de Bildu. El gallego, que ordenó hace unos meses ceder los votos de los concejales del PP al candidato del PSE para evitar que los de Otegui gobernaran en Vitoria e hizo el mismo servicio al PSC para impedir que los golpistas gestionaran el Ayuntamiento de Barcelona, habrá comprobado cómo las gasta Pedro Sánchez y con qué elegancia devuelve los favores. Como para reunirse con él a negociar nada.
El sanchismo salta así otra de las barreras (ya quedan pocas) en su cada vez más descarada alianza con los herederos de los terroristas, que trabajarán ahora desde el consistorio pamplonés para la anexión de Navarra al País Vasco, además de organizar homenajes a etarras y destruir de paso la convivencia en esa ciudad. El del Falcon sigue pagando a toca teja todos los peajes exigidos por los herederos de ETA y por los rebeldes catalanes, sin que se le arrugue el ceño. Es más, lo hace con una sonrisa que a veces muta en carcajada.
¿Y de qué se ríe Pedro Sánchez? Pues de nosotros, del resto de los españoles, que el pasado 23 de julio le permitimos seguir gobernando nuestro país.
Como muchos sabíamos tras las elecciones, había un pacto secreto con Bildu para entregarle Pamplona en bandeja de plata a cambio de sus votos para la investidura. Y como muchos nos tememos, ese acuerdo en la oscuridad incluye la amnistía a los asesinos vascos. Ahora puede parecer un disparate, como en su día lo parecía el indulto a los golpistas catalanes, la eliminación del delito de sedición o la amnistía a Puigdemont y sus secuaces. Y ahí lo tenemos.
El actual PSOE (socialista o sanchista, como prefieran) prefiere al partido de los terroristas, que presentó en las municipales a 44 candidatos condenados por terrorismo, a los partidos de las víctimas y de los que todavía siguen sufriendo el acoso de los bildutarras. Es así de crudo y así de claro.
Lo de menos es que Sánchez jurara y perjurara que nunca pactaría con Bildu, porque su palabra tiene menos valor que un euro de madera. Sus trolas ya ni cotizan.
El presidente del Gobierno no ha comentado el vergonzoso cambio de bando en Navarra y le ha dejado esa tarea a su hasta hace poco mamporrero parlamentario y ahora ministro de Transportes, Óscar Puente. El vallisoletano, en su línea de mesuradas, atinadas y muy oportunas declaraciones, aseguró ayer que no veía «ningún problema en que un partido progresista se haga con la alcaldía de una capital de provincia en España. Ninguno». Así nos hemos enterado de que Bildu no es el partido de los herederos de ETA, ni de los candidatos de ETA, ni de los homenajes a ETA, sino un dignísimo representante del progresismo, a secas o en la nuca.
En fin, que este caballero es al que la Plataforma Tren Rápido Ya, que reúne a una veintena de representantes de las principales instituciones salmantinas, le ha pedido una entrevista para tratar de recuperar las conexiones del Alvia con Madrid. El mismo que hace dos días respondió a una petición de la presidenta de la Comunidad de Madrid para mejorar los achacosos trenes cercanías, aquello de «céntrate en construir líneas de metro sin derribar las casas de nadie, que de los problemas que tenga la red de cercanías de Madrid ya se ocupa el Gobierno de España». Es decir, que lo más probable es que a los de la Plataforma los mande a limpiar traviesas o alguna otra delicadeza por el estilo.