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Parto de la premisa de que negociar y pactar un nuevo modelo de financiación autonómica con Pedro Sánchez en el Gobierno es una mala idea, una idea pésima. Con este señor no se puede ir ni a cobrar una herencia, y mucho menos jugarse el cocido cuando es el del Falcon el que tiene la sartén por el mango.
Si los dirigentes autonómicos del PP fueran un poco más despiertos y menos lelos, habrían renunciado a cualquier reunión con el trilero de La Moncloa. Pero son unos pardillos, unas mentes cándidas, y acudieron solícitos el pasado viernes a esa Conferencia de Presidentes que llevaban meses reclamando como si hubiera habido alguna posibilidad de sacar del cónclave algo de provecho para sus feudos.
Como era de prever, como vaticinábamos todos los que hemos calado a Sánchez hace ya tiempo, la reunión fue una engañifa, una soberana tomadura de pelo.
Aparte de no escuchar ni responder a los presidentes autonómicos, costumbre adquirida en las sesiones de control del Congreso y del Senado cuando hablan portavoces del PP, su Sanchidad se burló de ellos con una propuesta estrambótica, una contradicción en los términos, un disparate de grueso calibre. El presidente del Gobierno propuso acordar entre todas las autonomías «un nuevo modelo de financiación autonómica que concilie la multilateralidad y la bilateralidad, blinde la solidaridad entre territorios, y garantice que todas las comunidades reciban más recursos de los que reciben hoy». Es decir, un modelo que convierta el cuadrado en círculo, mezclando la velocidad con el tocino: una negociación multilateral, es decir, pactada entre todos, y a la vez bilateral, es decir, pactada entre dos (Gobierno y Generalidad catalana). Y uno se pregunta: ¿no se dan cuenta de que Sánchez les toma por tontos? ¿Han hecho méritos los barones del PP para que el Líder Supremo del sanchismo les tome por tontos? ¿No conocen al personaje? ¿Nadie les había avisado del truco del almendruco?
El problema de los presidentes regionales del PP es que no se llevaron traductor a la Conferencia, y con Sánchez resulta muy necesario un intérprete experimentado, que conozca a fondo los tics de los mentirosos compulsivos.
¿Qué quiere decir míster Falcon cuando habla de multilateralidad y bilateralidad? Pues que la financiación especial, a la carta y a lo grande, ya la tiene negociada con Junqueras y Puigdemont a cambio de sus votos. Y eso de blindar la solidaridad entre territorios, ¿qué significa en el lenguaje sanchista? Pues que se dispone a dinamitar la solidaridad y que a partir de ahora los privilegios que ya gozan País Vasco y Navarra se extenderán a Cataluña, con efectos desastrosos para el resto de los españoles, sobre todo para los castellanos y leoneses que necesitamos la solidaridad como el vivir. Y finalmente, cuando dice que todas las autonomías van a recibir más, significa que los catalanes van a recibir mucho más y el resto un poquitín más. Significa que a los catalanes les va a perdonar el 20 % de su deuda, 15.000 millones de euros, y a los castellanos y leoneses «lo mismo»: el 20 % de nuestra deuda que son 2.800 millones. ¿Y de dónde saldrán los 12.200 millones que se embolsa la Generalidad catalana? Pues de su bolsillo y el mío, querido lector.
Así que el titular de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, salió de la Conferencia de Presidentes con un enfado de mil pares, que definió muy finamente como un sentimiento «de profunda decepción». Eso solo le puede pasar a quien ha puesto esperanzas donde solo podía recoger desengaños. Algún día escarmentaremos.
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