Una burda sarta de mentiras
Sánchez solo se acuerda de Castilla y León para insultarnos mientras que a la hora de invertir siempre se olvida de la Región
Tratándose de Pedro Sánchez, un político acostumbrado a vivir del otro lado de la verdad, la justificación del pacto de investidura con lo peor del supremacismo y el golpismo catalanes no podía ser sino una sarta de mentiras a cada cual más gorda.
Entre tanta trola nos afectan de manera especial las dedicadas a la Junta de Castilla y León, porque de esto algo sabemos. Dijo el mentiroso mayor del Reino de España que el Gobierno de Alfonso Fernández Mañueco «ha recortado los presupuestos destinados a formar personas en paro, los recursos económicos para la integración del migrante y para combatir la violencia de género, mientras trata de extinguir el diálogo social entre los sindicatos y la patronal». Vamos, como si esta Comunidad se hubiera convertido en un infierno fascista con la llegada de Vox.
Sin embargo, ¿ha cambiado tanto la vida de los castellanos y leoneses con el Gobierno de coalición PP-Vox? Yo creo que vivimos un poco peor que hace un año y medio, pero no por culpa de la Junta. Vivimos peor porque pagamos más impuestos al insaciable Gobierno de Sánchez, porque la cesta de la compra se ha encarecido y cada vez es más difícil llegar a final de mes, porque el trabajo es cada día más precario y temporal… Y porque aquí no se ven por ningún lado esos miles de millones de euros de inversión llegados de Europa y que el sanchismo reserva para pagar los votos de sus indeseables compañeros de Gobierno.
Aquí no ha habido amnistía para los maltratadores y violadores, ni se va a someter a vigilancia a los jueces que los han condenado, ni siquiera se ha propuesto meter en la cárcel a quienes han aprobado una ley que los ha puesto en la calle por cientos o miles. Aquí solo se han recortado las ayudas a la patronal y los sindicatos, que puede parecer bien o mal, pero no va más allá.
Lo que sí ha ocurrido es que el Gobierno regional ha aumentado hasta los 12 millones de euros el presupuesto para políticas contra la violencia de género. Pero a Sánchez no le importa insultar a Castilla y León, mentir sobre Castilla y León y olvidarse luego de Castilla y León a la hora del reparto de inversiones.
El único consuelo es que no somos los únicos perjudicados por los infames pactos con Junts y el resto de partidos antiespañoles. A Sánchez se le olvidó ayer hablar de lo que más nos duele, que son esos entre cincuenta mil y cien mil millones de euros que nos van a costar en los próximos años las condonaciones de deuda, traspasos e inversiones prometidas a Cataluña, País Vasco, Galicia y Canarias para comprar los votos que hoy caerán como losas sobre nuestro futuro.
De eso y de Puigdemont, que es quien manda en España a partir de ahora, no habló el candidato a presidente. Y casi mejor, porque de haberlo hecho, hubiera intentado engañarnos como siempre. Habría utilizado la técnica de darle la vuelta a la realidad, como hizo con los grandes titulares de su discurso. Cuando aseguró que con los pactos de la ignominia se crea «un muro de democracia en España» era para ocultar que lo acordado supone eso: un golpe en los cimientos de la democracia en nuestro país. Y cuando aseguraba que la amnistía a los golpistas catalanes se hace «en interés de España» solo quería camuflar lo que todos sabemos desde hace semanas: que la medida solo responde a su interés por seguir en la Moncloa otros cuatro años.
Pese al pataleo de los supremacistas de Junts, al final saldrá elegido presidente y tendremos una legislatura en la que, como en los cinco años anteriores, solo se acordará de Castilla y León para insultarnos.