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DE CALLE

Los apestados de Occidente

La crisis diplomática con Israel nos deja fuera del grupo de las democracias que condenan de manera unánime a Hamás

Domingo, 26 de noviembre 2023, 06:00

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Somos un país apestado en Europa. España ha dejado de pertenecer al grupo de las democracias occidentales para alinearse con las posiciones de Rusia, China, Venezuela o Cuba. Hasta ese bochornoso lugar nos ha llevado el presidente Sánchez con su política internacional de alineamiento con las dictaduras de extrema izquierda, espoleado por las inclinaciones autocráticas de sus socios/camaradas en el Gobierno.

Con Sánchez nuestro país se ha convertido en el mejor amigo de los terroristas islamistas en el seno de la UE. El último paso que nos acerca a hacia ese grupo de indeseables lo ha dado el recién renovado pasajero del Falcon durante su visita a Israel. Sus declaraciones a favor de los asesinos de Hamás que mataron, violaron, descuartizaron y quemaron a cientos de israelitas, niños, ancianos y jóvenes, han provocado una crisis diplomática sin precedentes con el Ejecutivo presidido por Netanyahu. Además, ha anunciado que está dispuesto a reconocer a Palestina de manera unilateral y sin contar son el resto de países de la UE. España se desmarca así de la postura común europea, que se ha caracterizado por el apoyo a Israel, matizado por la exigencia de una respuesta proporcionada y de la apertura de corredores humanitarios para socorrer a la población palestina.

Sánchez es presidente de turno de la Unión, pero en Tel Aviv ha actuado por libre, como corresponde a alguien que se cree por encima del bien y del mal, alguien con un concepto tan alto de sí mismo que no respeta ninguna norma de política internacional más allá de su santa voluntad. Ha cometido incluso la desfachatez de dar lecciones a Netanyahu y aconsejarle que dialogue con Hamás «como hizo el PSOE con ETA», como si hubiera sido su partido y no las fuerzas de seguridad y el conjunto de la sociedad española quien venció a los asesinos vascos.

El inquilino de La Moncloa, con permiso del fugado Puigdemont, no apoya a los terroristas palestinos por una cuestión ideológica (ya hemos comprobado que su ideario se reduce al principio único de permanencia en el poder) sino a la coherencia con la composición de su Gobierno. Tiene Sánchez a dos ministros propalestinos que se han negado desde el primer momento a condenar la masacre del 7 de octubre. Ernest Urtasun (Cultura) y Sira Rego (Juventud e Infancia) fueron 2 de los 21 europarlamentarios entre 705 que votaron en contra de Israel en el Parlamento europeo. A eso se añade la maléfica influencia de las fétidas compañías que ha renovado el sanchismo para gobernar España, entre ellas etarras condenados por terrorismo como Otegui, o el propio Puigdemont, investigado como jefe de los presuntos terroristas de los Comités de Defensa de la República. Sánchez siempre ha estado más cerca de los herederos de ETA que de las víctimas, y ahora se dispone a indultar a los salvajes de los CDR que hirieron de gravedad a miembros de las fuerzas del orden y preparaban atentados contra cualquier vestigio de España en Cataluña.

Lo extraño, lo incoherente, hubiera sido que el Ejecutivo sanchista, trufado de comunistas y proetarras, se mantuviera neutral o se sumara a las posiciones de las democracias occidentales.

Tras el anuncio de la amnistía a los golpistas, malversadores y terroristas catalanes y los continuos asaltos al poder judicial, llega esta gratuita crisis diplomática con Israel. En Bruselas deben de estar alucinando con la temeraria insolencia del presidente español. Ahora están descubriendo Von der Leyen, Michel, Reynders y compañía con quién se están jugando los cuartos. Aquí en España ya le teníamos calado desde hace tiempo.

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