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Desde hace algún tiempo se ha ido extendiendo la curiosa costumbre de instalar botellas de agua en ciertas esquinas y portales. Explican en la red sobre el asunto que resulta que alguien propagó la idea de que tal práctica evita que los perros se acerquen ... a aligerarse de líquidos en aquellos lugares donde alguien se ha tomado el trabajo de colocar esas botellas. Sobre si el truco funciona o no, existe variada literatura y disparidad de criterios. Lo que es indudable es que el hábito ha prosperado y desde luego un servidor piensa que algo tendrán esas botellas de agua cuando tanto las bendicen a la hora de disuadir a nuestros canes de levantar la pata.
De lo que no he encontrado información alguna en internet ni en ninguna otra parte, es qué pinta desde hace un par de meses una botella de agua colocada a los pies de la estatua del Padre Cámara, la escultura de bronce esculpida por Aniceto Marinas, que actualmente preside la plaza Juan XXIII, junto a las catedrales y el Palacio Episcopal.
Mi chica que me acompaña en mis habituales paseos por Salamanca y que es un poco mal pensada pero muy racional, achaca la colocación de tal botella en el pedestal del citado obispo al fortuito lanzamiento de algún gamberro haciéndose el graciosillo ante los colegas y su permanencia a lo largo de tantas semanas a un ejemplo palmario y definitivo de lo que puede importarle a nuestras instituciones el decoro, cuidado y limpieza de nuestro patrimonio cultural, en una zona por cierto, altamente frecuentada a diario por todo tipo de turistas y peregrinos.
Yo, evidentemente, disiento. Pienso que debe haber alguna alta autoridad local que esté absolutamente convencida de que esa botella de agua, cumple alguna misión práctica, misteriosa, esotérica o quizás religiosa de la que creen necesario no informar y de la que no dejan constancia las distintas guías y folletos turísticos.
O bien, que tal vez esa misma autoridad, percibiendo el insoportable calor que nos derrite este verano por estos contornos, ha optado por apiadarse del Padre Cámara para que de vez en cuando pueda hidratarse con un pequeño trago de agua como aconsejan nuestros profesionales sanitarios.
Son muchas horas las que permanece el Padre Cámara en su pedestal soportando este calor de mil demonios y aunque ustedes me dirán que las estatuas no acostumbran a beber, cosas más raras estamos viendo este mismo verano.
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