Secciones
Destacamos
Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.
Opciones para compartir
España en llamas, escribía/describía hace una semana. Y el fuego sigue avanzando sin control, aún peor: nos tiene rodeados y seguimos cantando, abducidos ahora por el bádminton y «La potra salvaje», agro-hit veraniego. Además de ser unos palurdos de campeonato, somos unos descastados con un derecho a voto que nos queda grande. Enorme.
Nunca, ni en mi peor pesadilla, pude imaginar que España llegaría a este grado de descomposición moral y social, con la izquierda desatada, le da igual volar el Estado que robar a cara descubierta, y la derecha a lo suyo, a sus discursos llenos de aburrimiento. ZZZzzz. Les pregunto: ¿qué-está-pasando? ¿Nos merecemos esto? No escucho repuestas. Me pasa con España lo que a Sylvia Plath con Dios: «Le hablo a Dios, pero el cielo está vacío». Nuestros políticos, a los que votamos usted y yo, están felizmente de vacaciones. España puede esperar, o lo que quede de ella. Si el comandante Zapatero no habla, no va a hacerlo el «Ché» Serrada, representante sociata local y al parecer diputado por Salamanca; si Pedro Sánchez se esconde, no va a dar la cara Elena Diego, al parecer senadora por Salamanca; si Feijóo no dice ni mú, no va a salir a la pizarra Bermúdez de Castro, al parecer diputado por Salamanca; o un tal Bienvenido de Arriba, al parecer senador por Salamanca. En Cádiz se vive mejor viendo con una cervecita una semifinal olímpica de los 400 metros, pues a estos les queda más cerca Jamaica que España. De Salamanca, ni hablamos. Otra cerveza, por favor, con unos calamarcitos frescos. En lugar de estar dando ruedas de prensa y explicando ciudadano a ciudadano el golpe de Estado unos, y «justificándolo» los otros, andan pasando su plácido verano, que ellos creen muy merecido tras tanto aplauso agotador. Son capaces de tragarse hasta los cuartos de final de tenis de mesa entre Alemania y Suecia, pues su sopor gatuno no conoce límites. Y mientras, el delincuente Puigdemont jugando con todos nosotros, maletero va, maletero viene, y con el enterrador Illa a la espera de destino. Pero nadie parece calibrar esta guerra civil a la sombra de las Olimpiadas. Ya lo escribió Pérez Reverte en 2017 en el semanal de ABC: «España es culpable», nuestros políticos, todos, son culpables, abonados a su buena vida de zánganos sin personalidad, pero disfrutando de su inmerecido descanso. Pero peor es lo nuestro: primero votamos y después consentimos.
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.