El crimen gallego está de moda

Pensaba que se trataría de una serie estereotípica en la que la protagonista se enamora del 'malote' de turno, de mal talante, con cazadora de cuero y un corazón encerrado tras una coraza al que sólo los diálogos más cutres pueden llegar, pero tuve la suerte de equivocarme.

Clanes es, con razón, la serie de Netflix más vista esta semana. Tras el asesinato de José Silva, su hija, Ana (Clara Lago), una abogada de éxito, descubre que su padre fue narcotraficante en Galicia, donde tenía otra familia a la que abandonó y a la que dejó parte de su herencia de manera anónima al morir. La letrada pone rumbo a Cambados para descubrir los secretos que su padre ocultó durante años y vengar su muerte, pero el amor se interpone en sus planes cuando conoce a Daniel Padín, el jefe de un clan familiar de narcotraficantes que está detrás del homicidio de su progenitor.

Aunque no es la única que tiene sed de venganza, el padre de Daniel, que está a punto de salir de la cárcel, quiere dejar claro que ni perdona ni olvida a todos aquellos que estuvieron relacionados con su ingreso en prisión, en especial a 'Las Rapazas', tres mujeres, abuela, madre y nieta, que forman la primera familia de José Silva. Un cóctel de pasión y misterio en el que no podía faltar un Cuerpo de Policía dividido entre los que quieren hundir a los Padín y los que se lucran de ayudarlos.

Un magnífico guion compuesto por tramas fluidamente entrelazadas y diálogos bien formulados, y un reparto espectacular, consiguen que la naturalidad y el realismo introduzcan al espectador en un viaje en el que la intriga y la imprevisibilidad de las decisiones de algunos de los personajes mantienen viva la atención, sustentada en una composición de planos y escenas muy bien ejecutados que atrapan a la audiencia. Una ficción española perfecta para 'devorar' este fin de semana, cuyo desenlace dejaría espacio para una segunda temporada.