Asesinato por resolver en Tailandia

La vida es dura, pero con anuncios como el de Netflix de esta semana comunicando la llegada de una nueva temporada de Emily en París, se hace mucho más llevadera, aunque habrá que esperar hasta el 15 de agosto para disfrutarla. Mientras tanto, el entretenimiento está servido por 'El señor de la casa', un drama tailandés que da comienzo con la muerte de 'El magnate', un millonario dueño de una empresa de joyas; horas más tarde de haberse casado con Kaimook, su criada. Sus dos hijos varones y sus respectivas esposas se pelearán desde ese momento no sólo por la herencia sino por la dirección de la empresa, valiéndose del asesinato, el chantaje, las mentiras o la tortura para conseguir su objetivo, siendo el servicio el principal damnificado de las diferentes decisiones de la familia. Los malos tratos del clan millonario a sus criados van acumulando la tensión y la sed de venganza en el espectador, que se entremezclan con las ansias de Kaimook por descubrir quién fue el asesino o asesina de su marido, desembrollando la trama poco a poco hasta llegar a un final bastante inesperado que cohesiona todo. Esta historia con tanta miga es una de las razones que posicionan a la serie en lo más visto de la plataforma de vídeo esta semana. Su estilo es bastante telenovelero, con una banda sonora dramática y unos planos lentos e intensos que recuerdan al de los culebrones asiáticos, sin embargo, la violencia y las escenas de sexo rompen con el tono suave de estos seriales vespertinos. La composición de las escenas y el cambio de planos denotan unas intenciones estéticas que consiguen no sólo dotar a la serie de una imagen más profesional sino introducir a la audiencia dentro del suspense y los entresijos de una historia familiar turbulenta. Considero que 'El señor de la casa' es una serie que puede resultar muy interesante para los amantes de la ficción negra