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Grabado a fuego

El 'Todos contra el fuego' de 1989 nos decía 'tú lo puedes evitar'. El perfil de incendios de entonces solo concebía descuidos y accidentes

Viernes, 29 de agosto 2025, 06:00

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Quiénes viven de cerca el drama de las enfermedades neurológicas habrán comprobado lo intrigante que es el funcionamiento del cerebro: incapaz de recordar la conversación tenida hace dos minutos, pero con memoria fotográfica para vivencias del pasado. Sobre todo, las canciones. ¿Qué tendrá la bendita música para que décadas después recordemos al dedillo la letra de canciones que escuchamos siendo niños y no han vuelto a sonar desde entonces?

Estas semanas de incendios somos muchos los carcas que hemos tarareado el mítico tema 'Todos contra el fuego'. La canción tiene nada menos que 36 años. Se repitió hasta la extenuación durante el verano de 1989 en un videoclip en el que participó lo más granado de la época. El Fary, Manolo Escobar, Bárbara Rey o Sergio y Estíbaliz. El Ministerio de Agricultura le dio una vuelta de tuerca al año siguiente y la volvió a repetir, pero añadiendo un toque más 'glam' con Joan Manuel Serrat, Miguel Ríos o Massiel.

En la letra de aquella canción había estrofas muy significativas. Decía «un solo fallo es mortal porque arrasa el bosque», mientras en la imagen aparecía un conductor despreocupado arrojando una colilla por la ventanilla del coche. El estribillo terminaba siempre con la frase «tú lo puedes evitar». Era, en resumen, una campaña para concienciar sobre las imprudencias que pueden desembocar en incendios durante los meses de verano: el cigarrillo sin apagar, las barbacoas al aire libre, encender una hoguera en mitad del campo… Me genera la duda de si a finales de los 80 el perfil de los incendios en España era tan diferente al de ahora. Si solo se concebían los descuidos y los accidentes, pero no la mala intención.

Si le preguntas a los bomberos, brigadistas o políticos sobre el origen de los incendios que este verano han brotado en distintos puntos de España te comentan que, salvo algún accidente puntual, la gran mayoría de los fuegos han sido intencionados con algún fin.

Es cierto que ha habido quemas de rastrojos o restos agrícolas que se han descontrolado a causa del viento, algún rayo de tormenta o la chispa generada por tendidos eléctricos y maquinaría agrícola, pero estas explicaciones se pueden contar con los dedos de una mano en un contexto donde los incendios se registraron por decenas. El Ministerio de Transición Ecológica lo tiene claro: dice que el 90% de los incendios en España son causados por la mano humana.

Hay que ir descartando la imagen del pirómano como ese enfermo mental al que le produce satisfacción ver arder un monte. Todo hace indicar que es otro tipo de degeneración la que prende la mecha.

Cuando hay suerte de detener al desgraciado que ha provocado el fuego y acaba 'cantando' los motivos de su fechoría se habla de fuegos que pretenden posteriores recalificaciones urbanísticas de los terrenos quemados. Se habla de ajustes de cuentas y venganzas contra propietarios de terrenos, vecinos, ayuntamientos y administraciones.

Se tiene conocimiento de fuegos en monte bajo para que los animales (jabalíes, conejos, ciervos) salgan a zonas abiertas y sean más fáciles de cazar.

Se ha intentado ampliar la superficie de pasto en zonas donde está prohibido o ha ardido campo como señal de protesta por parte de trabajadores del sector forestal, brigadistas o vecinos descontentos con la gestión de montes.

Al final, existe un gran egoísmo detrás del fuego porque pone por delante un interés inmediato y personal frente a un bien común que tarda generaciones en construirse.

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