Tu afición es sentimiento

Nuestros compañeros de la Asociación Salmantina de Periodistas han ideado un protocolo con la intención de no dejar pasar por alto -es decir, denunciarlo- los constantes insultos que reciben los periodistas deportivos de la provincia a través, sobre todo, de las redes sociales.

La Asociación ha dicho que no esto no puede suceder y varios clubes de la provincia han respondido que, efectivamente, no puede ser. Así que lo han anunciado y los aficionados de los clubes firmantes -muy comprometidos- han aplaudido este loable gesto de respeto a la profesión periodística. Porque ellos -los aficionados y quienes mandan en los clubes- entienden perfectamente que el periodismo consiste en contar cosas que muchas no te van a gustar, que el periodista puede no ser abonado, socio, o ni siquiera simpatizante de tu equipo, pero no por eso hay que mirarle con sospecha. Mucho menos ofenderle, ¡claro!

Afortunadamente, la relación entre el periodismo y el deporte salmantino ha sido siempre excelente. Afortunadamente, este protocolo va a servir para que lo que ya era bueno se convierta en excelente. Y desafortunadamente, me lo estoy inventando todo.

Ni cotiza que los mismos que hoy firman o aplauden -y por supuesto, también los que no firman- este protocolo, mañana seguirán despreciando a aquel periodista que no les haga la ola. Que se engañe el que quiera, pero es así.

Imagino que este movimiento está directamente relacionado y motivado por el mal rollo que se respira en todo lo que tenga que ver con la rivalidad Salamanca-Unionistas, pero el problema viene de mucho más atrás: antes de que existieran ambos clubes el ambiente ya empezaba a ser irrespirable porque el problema es endémico: el aficionado de un club deportivo no quiere periodismo. No quiere leer la verdad sobre su club.

¿Se imaginan que un periodista escribe que el club de su ciudad ha amañado varios partidos? ¿Le aplaudirían si destapa que un jugador del club de la ciudad se dopa, por ejemplo? Saben ustedes mejor que yo que el malo no sería el que hace trampas, sino el que las ha denunciado.

Que conste que la idea del protocolo me parece buena. Como mínimo hay que intentarlo. Ojalá funcione. Son de esas apuestas que estás deseando perder. Me encantaría que al próximo listillo que amenace a un periodista se le pueda identificar, denunciar, condenar y que le meta el miedo en el cuerpo a otros muchos.

También lamento que no se haya intentado antes. Servidor lidió con situaciones peculiares como que grupos de aficionados embufandados estuvieran esperando a la puerta de mi coche para discutir mis titulares, o recibir escritos para hacerme saber que controlaban a qué hora voy a tal guardería, mis rutinas, qué carretera suelo tomar…

Por desear imposibles, también me gustaría que el uso de redes sociales estuviera limitado a personas 'aptas'. Del mismo modo que no todo el mundo tiene carné de conducir porque no supera unos mínimos, habría que regular que auténticos desequilibrados puedan verter toda su bilis e ignorancia desde un teléfono móvil.

Les digo una cosa. He probado las dos cosas: he sido periodista odiado y también aficionado madridista que se enfada con el trato de algunos medios. Me quedo con lo primero, porque a partir del odio nunca se construyó nada bueno. Odiar te hace peor persona. Como periodista -te digan lo que te digan- al menos tienes la capacidad de ignorar, ser feliz y, sobre todo, tener la conciencia muy tranquila.