Incompetentes a sueldo

Moncloa filtró ayer por error el argumentario de lo que tenía que decir la ministra y portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros. El documento que le tenía que haber llegado a altos cargos del PSOE, llegó a varios medios de comunicación.

Pero lejos del error que tuvo ayer la Secretaría de Estado de Comunicación, que le puede ocurrir a cualquiera, lo lamentable es saber que los partidos políticos piensan que los altos cargos y los asesores de confianza son unos perfectos imbéciles, sin cerebro para pensar por sí mismos y unos manipulables y sumisos porque necesitan contentar al jefe para seguir progresando adecuadamente a costa de las arcas públicas.

Los documentos filtrados recogen lo que la «portavoza» debía decir a los periodistas sobre el caso Aldama, sobre el caso mascarillas y el exministro y exnúmero dos de Ferraz, José Luis Ábalos, imputado junto con el amigo del presidente y de todo su entorno más próximo, el señor Koldo. También daba indicaciones sobre la respuesta que Alegría debía dar si le preguntaban por el hermanísimo o por la presidenta Begoña, convertida en estrella invitada en el congreso socialista de Sevilla. Todos imputados por el «fango de la derecha», según el presidente y los palmeros que acudieron raudos a rendir culto al líder supremo a la capital andaluza. Como si las imputaciones no fueran cosa de los jueces independientes, sino de los malos de la oposición que como no ganan en las urnas, lo hacen con falsas noticias.

No sé cómo hay ministros que se prestan a semejante manipulación, a que les dejen anulados por completo como si fueran peleles e interpreten el papel que le dan unos asesores con sueldo público. Lamentablemente la imagen que proyectan los miembros del Gobierno cuando conocemos que le hacen un guión de lo que tienen o no tienen que decir sobre determinados temas es muy triste.

El Gobierno del señor Sánchez desfila como pollo sin cabeza entre la penosa filtración de ayer y el espectáculo socialista al que asistimos el fin de semana con la gran «showman» María Jesús Montero, que allá donde va hace soltar la carcajada, al mismo tiempo que provoca vergüenza ajena; con Begoña «la mártir», manoseada por todos y cada uno de los miembros del Gobierno de España de la cuota sanchista y alguno con cara de baboseo, como por ejemplo la que ponía el ministro de Agricultura, el respetable señor Planas que, según la achuchaba y besuqueaba, parecía que entraba en trance o el camaleónico Patxi López, que hacía cola para el besamanos de la presidenta como si se tratara de la reliquia más valiosa del poder de Moncloa.

Pero no solo es grave que proyecten una imagen de incompetentes a sueldo, sino que deben creer que los ciudadanos también somos idiotas y que con repetir una mentira machaconamente cien veces vamos a comprar la versión cocinada y debidamente edulcorada en los fogones del palacio de La Moncloa.

El ciudadano en general no es tan manipulable como los asesores a sueldo. Tiene bastante más criterio de lo que piensa la Secretaría de Comunicación del presidente y de la ministra Alegría.

Por cierto, no es la primera vez que ocurre este lamentable descuido, incluso en Salamanca han difundido de forma masiva el periódico LA GACETA en formato PDF en un acto claramente delictivo. Difundir el argumentario provoca pena, pero difundir masivamente el trabajo de alguien es un delito, también para quien se pueda considerar intocable y por encima de la justicia y de quienes la administran.