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Puede que la explicación de la victoria tan importante que ha cosechado Trump frente a Kamala Harris esté en lo que un amigo bautizó hace unos cuantos años como «las tres C». A finales de los ochenta y principios de los noventa, cuando en España teníamos todavía un cierto complejo de inferioridad, viajé a la primea potencia del mundo varias veces. Entonces existía la idea de que en Estados Unidos todo funcionaba a la perfección. Mi sorpresa llegó cuando comprobé que las cintas de recogida de las maletas en los aeropuertos de Nueva York, Chicago y San Luis estaban en peor estado que las de Madrid Barajas; los autobuses que nos asignaron eran menos cómodos que los españoles y así podría seguir poniendo ejemplos. Además, constaté que una parte de las personas con las que tratamos no se caracterizaban precisamente por tener sentido crítico. Por eso, pasados unos cuantos años y algunos viajes más, pregunté a un amigo que había vivido dos décadas en Estados Unidos, en diferentes etapas y en varios puntos del país, por los motivos de que hubiese llegado a ser la primera potencia mundial. Su respuesta me ha servido de mucho a la hora de analizar y explicar lo que pasa allí. También en las elecciones.
«Mira César, me dijo, lo primero es que este país ha tenido y tiene muchas riquezas naturales, desde petróleo y gas hasta productos agrícolas y ganaderos muy importantes. En resumidas cuentas, que es un país rico. En segundo lugar, hay unas elites de distinto signo político y económico, que dicen hay que ir por aquí o por allí. Contrariamente a lo que sucede en Europa y en España, el ciudadano medio americano sigue lo que dice la elite que le resulta más convincente en cada momento, sin plantearse muchas más disquisiciones. En Europa y España somos mucho más críticos y basta que uno diga para allá, para que salgan otros señalando que hay que ir en sentido opuesto». Llegado a ese punto, le pregunté por lo que más preocupaba al ciudadano medio de Estados Unidos, al de la América profunda. Su respuesta fue determinante y me dijo lo siguiente: «Es muy sencillo, la comida, el coche y la casa. Quiere tener dinero para comer, para comprarse un coche con el que desplazarse y una casa en la que vivir. Añade un cierto ocio y ya está». De ahí lo de «las tres C».
Traducido eso, lo que vino a decirme Rafa es que el norteamericano medio lo que pretende es tener un empleo con el que ganar un sueldo que gastar en esos tres elementos citados anteriormente, comida, coche y casa, después de que le hayan cobrado los menos impuestos posibles. Y necesita ser guiado. Y quizás aquí radique parte del éxito cosechado por Trump, junto a ese mensaje claro que ha trasmitido de que «América, primero». Ni más, ni menos. Y esto es algo que no se tiene suficientemente en cuenta en los análisis simplistas que tendemos a hacer los europeos de la realidad «yanqui», que no es siempre la que aparece en las películas.
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