La seguridad en Israel
Me ha sorprendido que los de Hamas hayan logrado sorprender a uno de los servicios de inteligencia mejores del mundo
La primera escena es como sigue: corrían los primeros días de diciembre de 1986 y estábamos emitiendo el programa Agropopular desde los estudios de la radio pública de Israel; en un momento dado, uno de los agricultores españoles que formaban parte de la expedición comenzó a filmar con una cámara de super 8 (entonces se llamaban tomavistas) algunas escenas y, automáticamente, el funcionario que nos servía de enlace, y con el que habíamos coordinado todo el operativo, me advirtió (en plena retransmisión) que «por motivos de seguridad nacional, o la persona en cuestión dejaba de filmar o suspendía la conexión». Segunda escena: cuando llegamos a los estudios y vimos la mesa de mezclas y control que utilizaban, nos sorprendimos porque era de los años cuarenta; sin embargo, poco después, cuando el técnico que nos habían asignado levantó el «decorado», apareció lo que hoy llamaríamos una mesa de última generación. Pregunté el motivo y me respondieron que era también por motivos de seguridad y para no dar pistas a posibles espías. Tercera escena: el técnico de control de sonido que nos correspondió estaba armado con un subfusil ametrallador, que colocó sobre la mesa de mezclas citada con anterioridad y que tenía siempre a mano; todo ello también por motivos de seguridad, evidentemente.
Repito que eso sucedía a principios de diciembre de 1986. Aquel año viajé a Israel para conocer sus innovadores sistemas de riego y la transformación del desierto en oasis de producción agrícola y ganadera. Fue justo el año de la entrada de España en la entonces Comunidad Económica Europea (CEE) y era necesario salir del caparazón y saber lo que se hacía por ahí fuera. Esta fue la razón principal de que en Agropopular comenzásemos a organizar viajes de agricultores y ganaderos, en los que mezclábamos las visitas técnicas con las turísticas. El primero fue a Israel y ya desde el momento de hacer las reservas nos advirtieron de los condicionantes de todo tipo con los que nos íbamos a encontrar por razones de seguridad. Lo pudimos comprobar, por ejemplo, a la llegada al aeropuerto de Madrid para facturar y también durante todo el viaje. Una de las noches dormimos en un kibutz cercano a la zona de Los Altos del Golán, al lado de la frontera con Siria, y nos explicaron su funcionamiento. Por supuesto nos advirtieron de las importantes medidas de seguridad y de que en caso de que sonasen a las alarmas nos debíamos dirigir a un refugio. Y sucedió: de madrugada comenzamos a escuchar ruidos (luego nos dijeron que eran cañonazos), sonaron las alarmas y cada uno, vestido a su manera, se encaminó hasta el lugar seguro. Afortunadamente todo se quedó en un susto.
He recordado todo lo anterior estos días al producirse la invasión de Israel desde la franja de Gaza. Y me ha sorprendido que los de Hamas hayan logrado sorprender a uno de los servicios de inteligencia mejores del mundo y a un ejército que siempre está en alerta, aunque por lo que se ve en esta ocasión no ha sido así. Estamos ante otro factor de desestabilización más.