Los lobos de Irlanda

Lo que sigue no es broma: los únicos lobos que hay en Irlanda son los que están en el zoo de Dublín; en resumidas cuentas, que en este Estado miembro de la Unión Europea (UE) no hay ejemplares de estos animales y los ganaderos no se ven afectados por sus ataques. A pesar de ello, lógicamente participa en el proceso de toma de decisiones y ha votado en contra de reducir la protección que tiene el lobo en la UE, en la reunión de los órganos correspondientes que se ha celebrado esta semana. El otro Estado miembro que ha votado en contra de esta medida, muy demandada por los ganaderos, es España, uno de los más perjudicados por las correrías de este animal, que, a la vista de los resultados ya no debe estar en peligro de extinción. Esa posición del Gobierno de Madrid ha sido el penúltimo «servicio» que ha prestado Teresa Ribera al conjunto de los agricultores y ganaderos hispanos antes de irse a Bruselas como comisaria de Competencia, siempre y cuando apruebe el examen correspondiente. Y digo el penúltimo, porque muy probablemente antes de que deje de ser vicepresidenta en España, seguro que presta otro inestable «servicio» al colectivo agrario español con perjuicios para este último.

Finalmente, ese preacuerdo para reducir la protección que se otorga al lobo salió adelante por un amplia mayoría, con algunas abstenciones y los dos únicos votos en contra ya citados de Irlanda y España. Mientras tanto, aquí, en nuestro país, se ha ido en el camino contrario, porque durante el mandato de Ribera no solo no se ha reducido la protección a esta especie, sino que ha aumentado. Y todo ello se ha hecho ignorando a los ganaderos de extensivo, los más afectados en sus explotaciones por los ataques. Salamanca y las vecinas Zamora y Ávila son buenos ejemplos de ello. Y, llegados a este punto, hay que plantearse la gran pregunta: pero, ¿cuántos lobos hay en España? Pues la verdad es que no se sabe, porque no hay un censo y no se han contado. ¿Cómo es posible? Pues lo es. Puede que alguna Comunidad Autónoma de las loberas tenga hecho su propio censo, pero datos globales no hay. ¿Cómo se sabe entonces que hay más lobos? Pues muy sencillo, por el número de ataques, que se han multiplicado en los últimos años y también por el ámbito geográfico en el que estos se desarrollan, que se ha ampliado, lo que solo puede suceder si hay más manadas.

¿Significa este preacuerdo alcanzado en Bruselas que el aumento de la protección al lobo va a llegar ya, tal y como reclaman los ganaderos y las organizaciones agrarias de Salamanca? Pues no, porque las medidas que se derivarían del mismo no son automáticas, ni mucho menos, y hay que llevar el asunto a la Convención de Berna, que regula y recoge las medidas relacionadas con el lobo, entre otras especies. Por lo tanto, todavía queda mucho camino por recorrer, aunque eso no impide que en España se pueda volver a la situación que había antes de que Ribera dejase su impronta.