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Emocracia y kakistocracia

Los ciudadanos terminamos votando llevados por las emociones en lugar de por elementos racionales, como la situación económica

Viernes, 20 de diciembre 2024, 05:30

De momento, ni «emocracia» ni «kakistocracia» figuran en la relación de palabras del año que hizo pública ayer la Fundación del Español Urgente, en la que sí se han incluido dana, que se alzó con el triunfo, alucinación, fango, gordofobia, inquiokupa o mena, entre otras. Sin embargo, no descarto que en años venideros terminen encabezando esa clasificación. Politólogos y sociólogos diversos se refieren con frecuencia a que vivimos en la era de la «emocracia», vamos que los ciudadanos terminamos votando llevados por las emociones en lugar de por elementos racionales, como la situación económica. Las emociones que en países como España están flor de piel y dominan el debate público, especialmente el político, terminan imponiéndose cada vez más cuando acudimos a las urnas. Esta podría ser una de las explicaciones a que uno de cada tres votantes siga pensando en apoyar al marido de Begoña y al partido que domina con mano de hierro, después de seis años y medio de Gobierno. A fecha de hoy ya nadie puede argumentar que desconoce lo que es capaz de hacer. Esto de la «emocracia» puede explicar también el auge de los populismos en medio mundo. Es lo que en otros tiempos se llamó en España «votar con el hígado» en lugar de con la cabeza.

La otra palabra «kakistocracia» suena mal. Para que vanos a engañarnos, suena a «caca». Y quien así piense no anda muy perdido. Los del semanario británico «The Economist» han decidido que para ellos sí era la palabra del año. Viene del griego y se compone a su vez de dos términos. Por un lado, está «kakistós», que significa el peor, o lo peor y más malo. Y luego «kratos» que es poder, mando o gobierno. Si sumamos ambos elementos nos encontramos con el siguiente resultado: «el Gobierno de los peores», a lo que yo añado de los más malos, de los incompetentes, de los menos preparados, de los inútiles… y sume el lector lo que crea conveniente hasta llegar al «gobierno caca», que sería la expresión más popular. ¿Podría definirse así al equipo encabezado por el marido de Begoña? Sería un buen tema de debate. Ya de paso, habría que concluir también que, si el actual Ejecutivo encabezado por Pedro Sánchez es «caca», el principal partido de la oposición también es «caca», porque a pesar de la que está cayendo no logra desalojar de La Moncloa al anterior.

Para que no haya malas interpretaciones me remito a las acepciones de «caca» recogidas en el Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia. La primera dice que es excremento humano y especialmente de los niños pequeños; la segunda es excremento de los animales domésticos y así sucesivamente hasta la quinta que reza: «cosa de baja calidad». Y llegados a este punto, pregunto: ¿es, o no, este Gobierno de baja calidad? Si la respuesta es afirmativa resultará que es una prueba de «kakistocracia» generada a su vez por la «emocracia» a la hora de ir a las urnas. ¡Feliz Navidad!

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