Celtiberia Show
Todo apunta a que el líder socialista dará lo que le pidan, porque, por encima de todo, se trata de seguir en La Moncloa
Desde hace muchos años, en mi mesilla de noche siempre hay un ejemplar de «Celtiberia Show», el magnífico libro escrito hace ya muchos años por ese genio del periodismo y de la papiroflexia que fue Luis Carandell, al que tuve el honor de conocer cuando daba mis primeros pasos en este oficio del periodismo. Tengo otro ejemplar en la maleta de los viajes largos y voy comprando periódicamente algunos más para regalar a amigos y conocidos, y son ya varios los que me lo han agradecido. Repasar sus páginas al azahar viene muy bien en esas noches en las que uno no entiende nada de lo que está pasando y, además, necesita despedir el día con una sonrisa antes de apagar la luz. Con lo que pasa en estos tiempos bien se podría hacer una nueva edición actualizada, porque lo de ahora mismo en el plano político merece denominarse «Celtiberia Show».
Ahí van algunos ejemplos: sale un expresidente del Gobierno, José María Aznar, haciendo un llamamiento a la movilización en las calles contra una más que probable Ley de Amnistía, pero que todavía no existe y, obviamente, no se conoce su contenido. Esa futura Ley sería uno de los proyectos que tiene en mente Pedro Sánchez, que no ganó las últimas elecciones generales y que todavía no es candidato a la investidura como presidente del Gobierno. Suma y sigue: para conseguir esa investidura y ser nuevamente presidente del Gobierno de España, Sánchez necesita el voto de los de Puigdemont (y no solo de ellos), que lo que quieren es justamente que desaparezca España, tal y como la entendemos actualmente. Y todo apunta a que el líder socialista dará lo que le pidan, porque, por encima de todo, se trata de seguir en La Moncloa. ¡Vaya usted, querido lector, traspase los Pirineos, e intente explicar esto, como me ha pasado a mí! Al final tuve que recurrir a esa expresión que da título a esta columna y al libro en cuestión, de «Celtiberia Show»
Más: la «portacoz», insisto en lo de «portacoz», del Gobierno en funciones, aprovechando su puesto institucional se despachó contra Aznar hablando de «golpismo» y «alzamiento», intentando trasladarnos a 1936. No se pueden soltar más tainas (daño producido por una coz, según la definición de la RAE) en menos tiempo, martes tras martes, en la rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Ministros en funciones. Sigo: va otro expresidente del Gobierno, en este caso Rodríguez Zapatero, y se postula como mediador entre el líder de su partido y un señor que está huido de la Justicia como es Puigdemont. Y no sigo en el ámbito político.
Me voy ahora al deportivo, influido por lo político. ¿De qué nos acordamos más, de que hace menos de un mes España ganó el Mundial de futbol femenino, qué es el hecho importante, o de todo lo que ha venido después hasta la dimisión de Rubiales? Yo apuesto a que recordamos más y hemos dado más importancia a todo lo que pasó después. Ya digo: «Celtiberia Show» en estado puro.