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La suerte está echada. Apenas quedan unas horas para que se cierre la campaña electoral y otras más para la apertura de las urnas y conocer los resultados. Luego vendrán las negociaciones para formar los ayuntamientos, las diputaciones y los gobiernos de las comunidades en las que se celebren elecciones.
El domingo por la noche comenzarán también los análisis de la votación y las previsiones de cara a la siguiente cita con las urnas, en este caso las generales de finales de año. Los resultados de las elecciones municipales van a ser la mejor encuesta de cara a lo que pueda pasar, aunque tampoco es perfecta. Dicen los expertos que, si la diferencia entre el PP y el PSOE de Sánchez en las municipales es de 200.000 votos, por ejemplo, existirían muchas posibilidades de que este último continuase en La Moncloa; a continuación, agregan que si esa diferencia supera el millón de votos es muy posible que Feijóo sea el futuro triunfador. Esta es la primera conclusión importante que se podrá extraer del análisis de los resultados, aunque yo añado, por mi parte, que con ciertos matices. El primero es que hasta finales de noviembre o principios de diciembre queda mucho y pueden suceder bastantes cosas; por ejemplo, la incidencia que tengan los pactos que se hagan en las próximas semanas. El segundo de los matices es que, en las municipales se vota en función de unos parámetros, de carácter más personal según los candidatos, mientras que en las generales este factor desaparece, por lo que se deben introducir ciertos elementos correctores. Dicho lo anterior, repito que está claro que los resultados de las municipales son la mejor encuesta de cara a las generales.
La segunda conclusión a tener en cuenta es que, salvo sorpresas de última hora, que decanten la victoria y la derrota a uno y otro lado (algo que no reflejan las encuestas), los resultados van a estar muy ajustados en bastantes capitales de provincia y en comunidades, como Valencia, Extremadura, Castilla-La Mancha y Aragón, entre otras. Será necesario negociar a varias bandas y cerrar pactos, que pueden ser utilizados por los adversarios de cara al futuro. Podríamos encontrarnos con una situación que se denomine de «geometría variable». La tercera de las conclusiones que ya se puede adelantar de los resultados que conoceremos el domingo por la noche es la posibilidad de que no gobierne la lista más votada si no alcanza la mayoría absoluta y que se forme un equipo de coalición.
Un ejemplo claro es Castilla-La Mancha: como Page no consiga mayoría absoluta, serán el PP y Vox los que se hagan con la presidencia de la Junta. Otra de las claves estará en lo que pase con Podemos: si rebasa el umbral del 5% en Extremadura, y entra en la Asamblea, el reparto de escaños será uno, pero, si no logra ese objetivo y se queda fuera, la distribución será diferente y podrían gobernar el PP y Vox en este feudo socialista. «Alea jacta est».
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