Falta de análisis rigurosos
La Universidad de León vuelve a la carga. La inauguración del curso universitario es un buen momento para que los rectores hagan llegar a las ... autoridades sus reclamaciones. Así lo hizo el rector de la Universidad de León, Juan Francisco García Marín, que aprovechó el acto de apertura para recuperar la vieja aspiración de la institución académica de poner en marcha una Facultad de Medicina en León. Argumentó su petición en la demanda social existente para cubrir la falta de médicos y se lanzó, una vez más, a ofrecer esta ciudad como el lugar más idóneo para abrir la tercera facultad de Medicina de Castilla y León. García Marín está en su derecho de reclamar el nuevo centro —si consiguiera el proyecto pasaría a la historia por ser el rector que llevó los estudios médicos a León—, otra cosa es que sus aspiraciones sean acertadas porque ¿realmente hace falta otra Facultad de Medicina en Castilla y León? ¿y en España? No se puede olvidar que estamos ante un problema, no de alcance regional, sino nacional. ¿Se solucionaría la falta de médicos con un nuevo centro académico? No, y no solo lo digo yo, sino que así lo creen muchos expertos en la materia, entre ellos el consejero de Sanidad de la Junta de Castilla y León y el decano de la Facultad de Medicina.
Con mucha sensatez, el consejero Alejandro Vázquez ha recordado que lo primero que habría que hacer es dar salida laboral a los cerca de 4.000 graduados de Medicina que carecen del título de especialista para poder insertarse en el sistema nacional de salud. Es decir, hay médicos, pero es necesario que haya más plazas MIR y lograr, además, que se cubran todas, y no como sucede ahora que quedan vacantes las de Medicina de Familia y Pediatría, entre otras especialidades, algo inexplicable y que debería analizar en profundidad el Ministerio de Sanidad, ya que no se entiende que haya personas que prefieran quedarse sin plaza a ejercer, por ejemplo, como médico en un centro de Atención Primaria.
El tema de la Facultad de Medicina que reclama León ha saltado a los medios de comunicación en los últimos días, pero viene de lejos. Ya se planteó en la época en la que Juan José Mateos y Francisco Javier Álvarez Guisasola eran consejeros. Hasta ahora siempre ha reinado el sentido común. No se puede olvidar que una Facultad de Medicina no se monta en dos días: requiere de un profesorado muy especializado que incluye profesionales del día a día de la sanidad, así como de unas instalaciones que van mucho más allá de un mero edificio con aulas y despachos, pues la formación de los médicos no es solo teórica, sino que la práctica es fundamental. En conclusión, mucho dinero, como ha reconocido el rector de León que, además de reclamar la facultad, se ha apresurado a pedir a la Junta fondos para poder desarrollar el proyecto.
Y no olvidemos un aspecto fundamental: el tiempo que una nueva facultad tarda en formar a nuevos aspirantes al MIR son seis años, que es lo que dura la carrera universitaria, y a ellos habría que sumar los años que se tardaría en poner en marcha el nuevo centro y la aprobación del título correspondiente. Por lo tanto, tal y como señala una y otra vez el decano de la Facultad de Medicina al ser preguntado por este tema, una nueva facultad no es la solución si el problema hay que atajarlo de forma urgente.
Además, en todo este tema falta perspectiva. Ahora hacen falta pediatras, pero si el descenso de nacimiento de niños sigue cayendo en picado mientras aumenta la esperanza de vida y, por lo tanto, las cifras de mayores de 65 años, es probable que en diez años lo urgente sea contar con más gerontólogos. Algo que la ministra Carolina Darias debería tener en cuenta a la hora de sacar las plazas MIR, pero, lamentablemente, seguro que el Gobierno de Pedro Sánchez no se ha planteado hacer un análisis riguroso de la situación para tomar decisiones que se ajusten tanto a la realidad actual como a las necesidades que llegarán dentro de diez o veinte años. A Sánchez le gusta improvisar, un problema porque en este caso es necesario que las autoridades competentes hagan una proyección a largo plazo y con datos reales establezcan una estrategia a seguir a nivel nacional.
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