Es tan largo el olvido...
Sábado, 6 de abril 2019, 05:00
Ha muerto Alberto Cortez, al que tendré siempre, “en un rincón del alma”. Estaba casi olvidado, como suele suceder a su edad. Por eso comentaba ... en su página web el conocido verso de Neruda, “es tan corto el amor y tan largo el olvido”. Fue una de las excelentes voces que nos llegaron de la otra orilla, en este caso de Argentina. Muchos, todos hablando en español, porque como también atestiguó el poeta chileno, con la conquista por los españoles “salimos perdiendo...salimos ganando...se llevaron el oro y nos dejaron el oro...Se lo llevaron todo y nos dejaron todo...Nos dejaron las palabras”.
En la patria de Cortez acaba de finalizar el VIII Congreso Internacional de la Lengua. Ya me contarán quienes deciden cuando se va a celebrar en Salamanca, que tenía bastantes mas méritos e importancia que Valladolid (donde se celebró en 2001). De ese Congreso en la Córdoba argentina “Gabriela Mistral ha corrido el serio riesgo de ser desterrada”, según sostuvo ayer en la tercera de ABC el también chileno Jorge Edwards, bajo el título “Olvidos deliberados”. Recordaba el académico y paisano de otros grandes poetas chilenos - la propia Mistral, Gonzalo Rojas o Neruda -, que Gabriela estaba en contacto cercano con Unamuno : “Coincidió con su amigo Miguel de Unamuno en que la conquista de América había sido un choque de lenguajes y que cada palabra había sido un soldado”. Recordemos que el Rector de Salamanca firmó un verso sobre nuestra lengua, certificando que “Colón con ella redobló la tierra”. Efectivamente, mucho debía ser el afecto mutuo, porque le escribió cartas a Hendaya, y nunca comprendió su destierro. Le llamó “hombre sin ajadura”, sin ajamiento, siempre con la frescura de una flor recién cortada, sin ajar, sin marchitar.
Coinciden la muerte de Cortez y el final del Congreso, con la exigencia del presidente Mejicano de que España pida excusas por los desmanes durante la conquista. Aunque ya lo hemos comentado y criticado, la contundencia en la respuesta vino de Vargas Llosa : “López Obrador se tendría que haber mandado la carta a él mismo” (su abuelo era asturiano); y en Salamanca, del Rector de la Universidad Autónoma de Méjico, Enrique Graue, que pilota un Estudio de “solo” 350.000 alumnos (es decir, como si todos los habitantes de esta provincia estuvieran matriculados). En su visita a esta ciudad, a la USAL, manifestó que él “está reconciliado desde hace años, muchos años, con España”. Y como argumento de autoridad recordó que fue en Salamanca donde nació nada menos que el Derecho de Gentes, y el Derecho Internacional. Podríamos añadir que la Universidad de México nació regia (1551) y luego obtuvo confirmación Pontificia (1595), pero que es “muy hija de Salamanca”, según mi querida Sor Águeda M. Rodríguez Cruz, la profesora que mas sabe de “Salamanca, madre, directamente – según su obra -, de la gran mayoría de Universidades de Ultramar”.
Un gran olvidado, español en el exilio mejicano, fue un enorme poeta nacido en nuestra Calle Varillas, que no pudo regresar : “Y tu, México libre, pueblo abierto/ al ágil viento y a la luz del alba”. Está enterrado en Monterrey, donde falleció en la indigencia, de cirrosis hepática. por el alcohol ingerido recordando España. Compuso su propio epitafio, que termina : “Fue tan triste su suerte,/ vivió tan solo y viejo,/que ni su propia muerte acompañó el cortejo”. Tiene un busto en la Plaza de Sevilla de la Guadalajara, capital de Jalisco, con una leyenda que comienza “Salamanca 1901...”. Hace pocos años existía allí, y conocí, un grupo poético con su nombre. Se llamaba Pedro Garfias y en Salamanca vivió sus nueve primeros años. Aquí no pregunten por él, que está olvidado, nadie le conoce. Si en Asturias, porque le dedicó un bello poema al que puso música Víctor Manuel. Entre otras alabanzas recuerda : “Dos veces, dos, has tenido/ ocasión para jugarte/ la vida en una partida,/ y las dos te la jugaste” (no se sabe bien si Covadonga y la Guerra incivil, o esta y la Revolución de Asturias del 34).
Fue comunista, Comisario Político en la contienda y Premio Nacional de Literatura. Padeció un campo de concentración francés, en el llamado “Batallón del talento”. De su nostalgia por la lejana patria nacieron versos muy hermosos, como el que comienza “Por el aroma roto de un recuerdo”, en el que dice : “Contigo traes el llanto de la encina”; y “el toro inmóvil, la veloz espiga/ contigo traes...”. Encina, toro y espiga, posiblemente del campo charro de su infancia. Me gustaría que Salamanca, que aspira a ser “Ciudad de Literatura”, rescatara y recordara como merece a Pedro Garfias, injustamente olvidado.
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