En defensa de Igea y Casado
A la vista de las críticas, del todo injustificadas, que están recibiendo desde diversos sectores, tanto el vicepresidente de la Junta de Castilla y León, ... el señor Igea, y la consejera de Sanidad, la señora Casado, me veo en la obligación de salir en su defensa. Cuando se miran los mapas en los que se reflejan los índices de contagios y la situación de la epidemia, ¿acaso no se comprueba con toda exactitud que Castilla y León es la región que mejor está de toda España? Solo los más necios pueden negar la evidencia. Y la evidencia, o las evidencias, son muy simples: el número de contagiados es el más bajo de España, tanto en términos proporcionales, como absolutos; y todo ello gracias a la gestión de los dos médicos metidos a políticos. Las medidas que se han puesto en marcha a lo largo de estos últimos casi seis meses (después de que Sánchez e Illa dijesen ahí os quedáis) en Castilla y León por I y C y sus equipos han sido las más suaves de toda la geografía peninsular, de los dos archipiélagos e incluso de toda Europa. ¿Pero todavía habrá alguien que se atreva a negarlo? A las pruebas me remito: desde el 21 de junio se ha podido viajar sin problemas entre todas las provincias de Castilla y León, y también desde nuestra región con todas las limítrofes, especialmente con Madrid. Las restricciones solo se registraron en marzo, abril, mayo y parte de junio, cuando Sánchez e Illa hacían de las suyas.
He leído que los hosteleros de Salamanca están muy quejosos con la actuación de Igea y Casado. No tienen razón, los primeros, claro. Pero, ¿acaso no han estado abiertos mañana, tarde y noche, los bares y restaurantes de Salamanca estos últimos meses sin ningún tipo de restricciones, mientras, por ejemplo, los de Madrid, permanecían cerrados a cal y canto? Gracias a la política sanitaria aplicada por Igea y Casado, la vida en nuestra Comunidad ha transcurrido casi con total normalidad y las repercusiones negativas para la economía de Castilla y León han sido prácticamente inexistentes, especialmente en los sectores de la hostelería, el turismo y los servicios con carácter general. Y, ¿qué decir del turismo rural y de los hoteles que han visto cómo registraban llenos totales en los últimos puentes y fines de semana? Pero, ¿cómo puede haber todavía alguien que ponga en duda lo anterior y que no se rinda ante la eficacia de la gestión del vicepresidente y de la consejera, especialmente en el caso de Salamanca? No doy crédito a las críticas a ambos. De ahí que me haya visto obligado a salir en su defensa. Espero que se entienda y comprenda lo arriesgado de mi decisión.
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