El virus y la sanidad española
La pandemia ha puesto en evidencia los agujeros que tenía nuestra Sanidad. Tales defectos se tapaban con una esperanza de vida de las dos más ... altas del mundo. Pero como ha dicho el gran especialista Rafael Matesanz, el virus “nos ha abierto los ojos sobre temas que ya se venían apuntando desde hace tiempo. España presumía de tener la mejor sanidad del mundo. Pero somos el país 25º de mundo en presupuesto per capita y el 27º en gastos en sanidad con relación al PIB y con esas cifras es imposible que nuestra sanidad sea la mejor del mundo. Era una ensoñación”.
Y es que en 2018 España destinó a sanidad el 15% menos que la media de la UE. Hemos asistido a episodios vergonzosos, como los miles de personas mayores muertas sin asistencia médica o la lucha de los profesionales sanitarios contra la epidemia protegidos apenas con bolsas de basura.
Y no es que falten médicos (3,9 por mil habitantes, cuando la media en la OCDE son 3,4), que están, además, muy bien formados. Para ocupar un puesto en un hospital español son precisos mínimo ocho años de estudios y exámenes. Pero están mal pagados y precariamente contratados, hasta tal punto que en el sistema público de salud el 55% de los profesionales están en temporalidad más de seis años, entre los cuales el 30% firma contratos de menos de tres meses.
Además, los ratios en otros estamentos sanitarios son aún peores. Por ejemplo, en enfermería, hay 5,7 enfermeros por cada mil habitantes, lo que sitúa a España en el puesto 28º de los 36 países analizados por la OCDE.
Es imprescindible mejorar la atención primaria y con ella las condiciones laborales de los sanitarios. No podemos tener una sanidad a la altura de la UE pagando sueldos del tercer mundo.
Nuestra sanidad ha ido perdiendo efectivos y, por otro lado, las Comunidades Autónomas prestan asistencia, pero necesitan que alguien lidere el sistema, marque la pauta y tenga la autoridad política para hacerlo.
Es notoria la falta de entendimiento entre las Comunidades Autónomas y el Gobierno central, las diferencias de trato que da éste según el signo político, lo cual impide trabajar conjuntamente en algo que requiere una acción coordinada.
Todos los expertos están pidiendo la creación de una comisión independiente que evalúe lo ocurrido en España durante la pandemia, pero apostaría todo mi patrimonio a que esa comisión nunca se creará y nos tendremos que conformar con lo que diga Illa o, aún peor, lo que manipulen Iván Redondo y su pandilla.
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