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La Universidad de Salamanca está de enhorabuena. Después de casi dos décadas, el Estudio ha conseguido situarse entre las quinientas mejores instituciones académicas del mundo y las diez primeras de España, según el ranking de Shanghái. Lástima que la noticia se haya producido en pleno de mes agosto, con la institución cerrada a cal y canto y buena parte de la población disfrutando de sus vacaciones en la playa o en el pueblo, lo que ha limitado su repercusión. Si este año ya ha sido elevada la cifra de alumnos preinscritos en la institución académica, con un 20% más de solicitudes, superando las 80.000 peticiones de plaza, ¡se imaginan cómo podría haber crecido la estadística si la clasificación se hubiera dado a conocer en mayo o junio, a las puertas de la EBAU!

En cualquier caso, se trata de una buenísima noticia para la Universidad salmantina y para el conjunto de la comunidad académica, pero también para la ciudad, pues los buenos resultados de la institución de enseñanza superior tienen siempre su fiel reflejo en la capital con más alumnos, más congresos, más turismo y, en conjunto, mayor actividad económica, así que confiemos en que los efectos de este ascenso en una de las clasificaciones universitarias de mayor prestigio a nivel mundial comiencen a verse este curso 2021-22. Los dirigentes de la institución académica y la ciudad tienen que aprovechar ahora el tirón y utilizar los resultados para vender aún más las virtudes del Estudio ocho veces centenario.

Seguro que alcanzar esta posición no ha sido sencillo, hay que reconocer al equipo rectoral el trabajo realizado para haber ‘aupado’ al Estudio al puesto 401-500 del ranking de Shanghái, al mismo nivel que la Universidad de Santiago de Compostela, la Pompeu Fabra o la de Sevilla, y pisando los talones a las de Valencia y País Vasco, pero también hay que agradecer su trabajo a los profesores que, conscientes de la importancia de publicar los resultados de sus investigaciones en las mejores revistas, no se han rendido y, pese a las dificultades, han luchado por estar en los primeros puestos. Buen ejemplo es la hematóloga María Victoria Mateos, que forma parte de los científicos más citados en otros trabajos académicos, un apartado con gran peso en la citada clasificación en el que también figura otro hematólogo, Jesús San Miguel, quien mantiene sus vínculos con Salamanca y así lo refleja en su afiliación académica, pese a que hace años dejó el Hospital y la Universidad para poder ampliar su carrera en otra Comunidad.

Además, hay que reconocer el trabajo de los profesores que acuden a las convocatorias para atraer a sus equipos a destacados jóvenes. Hay miles de investigadores que se formaron en España, y más en concreto en Salamanca, que no consiguen una oportunidad para regresar. Esta clasificación pone de relieve también la importancia de captar talento, una expresión que está en boca de todos desde hace años, pero que en ocasiones no se entiende porque no se aprecian sus resultados. Pues aquí los tenemos. Gracias a la primera edición de las ayudas Beatriz Galindo, la Universidad de Salamanca fichó a Homero Gil de Zúñiga, profesor del área de Ciencia Política que ha desarrollado su carrera en el extranjero y que en solo un par de años ha realizado importantes aportaciones al Estudio, siendo uno de los tres investigadores que destaca el ranking de Shanghái.

Las administraciones deben fijarse en estos resultados. Si una universidad es buena y así lo demuestra con cifras de éxito muy por encima de sus competidoras, debe recibir un trato preferente que le impulse a los primeros puestos. Castilla y León, de la mano de la Universidad de Salamanca, tiene la oportunidad de entrar en el ‘top ten’ de las comunidades con las mejores instituciones académicas.

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