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De Mola a Alcalá Zamora y Miguel Maura

Viernes, 16 de abril 2021, 05:00

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Había dado por hecho que, como este año se celebraban los noventa años de la proclamación de la II República, y a la vista de la situación política que estamos viviendo, tendríamos que soportar un auténtico aluvión sobre esta efemérides. La verdad es que en los medios de comunicación se ha abordado el asunto, pero con una intensidad bastante menor a la que había previsto. Vamos, que no ha habido la “matraca” esperada, entendida esta palabra como “insistencia molesta sobre un mismo asunto”. Ya va siendo hora de que se deje de utilizar este hecho histórico como argumento político y pase a ser patrimonio de los historiadores. No obstante, como es un acontecimiento que provoca interés, bueno será recomendar a los que quieran profundizar en los hechos que tuvieron lugar hace noventa años y dos días, y que además dispongan de tiempo y ganas, que acudan a los protagonistas, porque muchos de ellos han dejado sus testimonios en obras puntuales o memorias más extensas, que abordan, no solo lo que sucedió el 14 de abril de 1931, sino también durante los años inmediatamente anteriores y, por supuesto, en los posteriores hasta llegar a la Guerra Civil, la más incivil de todas.

Para abrir boca puede consultarse el libro de Miguel Maura, “Así cayó Alfonso XIII”. Este Maura fue el primer ministro de la Gobernación de la II República y participó en el Pacto de San Sebastián, en agosto de 1930, acontecimiento clave para lo que vendría después y que también aporta muchas luces sobre lo que sucedió en y con Cataluña durante aquellos años, que sirve para explicar, en parte, algunos de los hechos actuales. Miguel Maura era hijo de don Antonio y hermano de Gabriel, ministro en el último Gobierno de Alfonso XIII. Bien podría decirse, exagerando un poco, que el poder pasó de una Maura (Gabriel) a otro Maura (Miguel). Además, es muy interesante leer la descripción que este último hace de los sucesos que tuvieron lugar semanas después y que desembocaron en la quema de iglesias y conventos en Madrid y en otras muchas ciudades.

Pero no es el único que dejó su testimonio por escrito. También lo hicieron Manuel Azaña, que formó parte de ese mismo Gobierno, y su presidente, Niceto Alcalá Zamora. Asimismo resulta imprescindible lo que relató el general Emilio Mola, que lo escribía todo en sus diarios. Casualmente era el director general de Seguridad en aquellos días y fue cesado mediante un Real decreto firmado por Alcalá Zamora y Miguel Maura, publicado en la Gaceta de Madrid (el BOE de entonces) el 17 de abril de 1931, es decir, que mañana se cumplirán 90 años. A partir de ahí puede comenzar uno mismo a formar su propia opinión. Si se tiene paciencia, claro.

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