22 marzo 2023
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Covid: no olvidaremos

16 mar 2023 / 03:00 H.

    No vamos a olvidar lo que ocurrió en España en aquellos fatídicos días de marzo de 2020. Por estas mismas fechas, hace tres años estrenábamos confinamiento, los primeros días de los 99 seguidos que estuvimos encerrados en nuestras casas, con el miedo en el cuerpo.

    Nos hemos olvidado del virus, por fortuna, pero no podemos olvidarnos de los más de cien mil muertos ni de los gravísimos errores que llevaron a nuestro país a ser uno de los peores del mundo en la gestión de la lucha con la covid.

    No había ningún motivo para justificar que España encabezara las estadísticas de fallecidos, sanitarios infectados y destrozo de la economía. Pero fue así, y lo fue por la desastrosa actuación del Gobierno sanchista-comunista en aquellas jornadas aciagas.

    El 31 de enero el director del Centro de Coordinación de Alertas Sanitarias, Fernando Simón, vaticinaba que en nuestro país “no habría más allá de algún caso diagnosticado”. A primeros de marzo y ante la evidencia de una epidemia mundial declarada por la OMS, el Ejecutivo se empeñó en mantener y promocionar las multitudinarias manifestaciones del 8-M que se convirtieron en focos de infección masiva. Pedro Sánchez y sus ministros lo sabían. En LA GACETA lo sabíamos. En esta misma columna escribí el sábado día 7 (publicado al día siguiente): “El Gobierno tenía hoy domingo una buena oportunidad para demostrar su sensibilidad con la epidemia adoptando alguna medida para evitar el contagio en las manifestaciones del Día de la Mujer que se prevén multitudinarias. No lo ha hecho... Parece que el alineamiento sin fisuras con la ideología de género está muy por encima de la defensa de la salud de todos los españoles”.

    Sánchez prefirió darle gusto a la esposa de su entonces vicepresidente Pablo Iglesias y fomentó el ‘contagiódromo’ nacional del 8-M. Lo mismo ha hecho ahora con la Ley del sí es sí, porque no le importan ni los contagios, ni los muertos, ni que los más peligrosos violadores salgan a la calle: lo que le importó siempre es mantener los apoyos para seguir en La Moncloa.

    No vamos a olvidad que el Ministerio de Sanidad recibió la alerta de emergencia internacional por coronavirus el 30 de enero de 2020 y no hizo nada. No vamos a olvidar que en España recibimos con los brazos abiertos a miles de italianos que llegaban de la zona más contagiada de Europa sin ningún límite ni control porque el Gobierno no quiso tomarse en serio la pandemia. No vamos a olvidar que el Gobierno nos recomendó no llevar mascarilla “porque daba una falsa impresión de seguridad”, cuando en realidad lo que ocurría es que era incapaz de comprar tapabocas, trajes de protección, gafas, desinfectantes y test. No vamos a olvidar que su negligencia forzó a los sanitarios a enfrentarse a la enfermedad a pecho descubierto y eso provocó que tuviéramos las peores tasas de contagio entre los sanitarios. No vamos a olvidar que nos mintieron cuando decían que sus decisiones respondían a las directrices de un comité de expertos que nunca existió. No vamos a olvidar que sus dos estados de alarma fueron declarados inconstitucionales, que cerró el Congreso y el Senado para no tener que dar cuentas de su gestión, que nos sometía todas las semanas a una sesión televisiva de “aló presidente” para darse autobombo y cosernos a mentiras: que si se doblegaba la curva, que si éramos el ejemplo del mundo...

    Ha llovido mucho desde marzo de 2020. El Gobierno y sus colegas han cometido tantas fechorías en estos tres años que podríamos ceder a la tentación del olvido. Por nuestra salud, no lo vamos a hacer.

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