Con Tudanca todo es más fácil
Con Luis Tudanca todo es más fácil... para el PP de Alfonso Fernández Mañueco. El secretario regional del PSOE confirmó ayer lo que todos en ... su partido temían: que se queda y se presentará a las próximas elecciones autonómicas, cuando sean, que no está claro.
Tudanca debió dimitir al día siguiente del batacazo del 13-F, y esa era su primera intención. Llegó a reconocerlo así en la noche electoral cuando anunció: “Otros vendrán que harán más que yo”. La lectura de los resultados era la buena, pero le duró muy poco la autocrítica, y ahora asegura que los socialistas de la Comunidad tienen líder para rato. “Me quedo y me quedaré hasta que Castilla y León sea socialista”, aseguró ayer ante los muy poco entusiasmados miembros del Comité Regional. Se le puede hacer largo, al paso que va la burra.
Tampoco tiene intención de rectificar el tiro. No parece haber aprendido del deficiente trabajo que realizó el Grupo Socialista en las Cortes en la pasada legislatura, que le llevó a perder las elecciones autonómicas en 2021 después de haberse impuesto al PP de Mañueco en 2019, aunque no llegara a gobernar por decisión de Albert Rivera. Su intención, para desgracia de los socialistas de Castilla y León, es “seguir haciendo el trabajo de oposición que se ha hecho hasta el momento con contundencia, con serenidad y firmeza”. Más de lo mismo suele llevar al mismo fracaso.
Si fuera cierto eso que decía ayer Tudanca de que lidera un partido “fuerte, renovado y con cantera” tendría alguna posibilidad. Pero la fuerza, la renovación y la pujanza de nuevos líderes son precisamente los atributos de los que adolecen los socialistas de la Región.
Las perspectivas del PSCL-PSOE para las próximas elecciones municipales de mayo de 2023 (y ya veremos si no son también regionales) y para las generales de finales del mismo año son entre muy malas y peores. El enorme lastre que supone para la marca socialista la nefasta gestión del Gobierno de Pedro Sánchez convierte en entelequia cualquier anuncio de cambio de ciclo en Castilla y León. Y de aquí a las autonómicas el desastre de la economía, la inflación y el espectáculo de un Ejecutivo dividido y enfrentado no harán sino agravarse. Ni siquiera los desmanes dialécticos de los consejeros de Vox le están dando aire suficiente como para aspirar a mantener el importante poder municipal que consiguió en 2019, con ocho de las dieciséis alcaldías en ciudades de más de 20.000 habitantes: Valladolid, Burgos, León, Ponferrada, Segovia, Soria, Miranda de Ebro y San Andrés del Rabanedo (el PP tiene solo tres, Salamanca, Aranda de Duero y Medina del Campo, por una de Cs, Palencia, otra de IU, Zamora, y tres de independientes, Ávila, Laguna de Duero y Arroyo de la Encomienda). Tendría que cambiar mucho y para bien la gestión del Gobierno sanchista-comunista de la nación para que no se produzca un vuelco en muchos de esos feudos ahora socialistas. Eso, o que los altos cargos de Vox comandados por el temerario y temible Juan García-Gallardo acaben liando alguna gorda. Salvo milagro, el PSOE sufrirá un soberano varapalo en las municipales. Quizás entonces, si pierde buena parte de los grandes ayuntamientos, Tudanca emprenda otro proceso de reflexión que le lleve a dejar paso a otros que hagan más que él.
En Salamanca, desde luego, todo apunta a que el PP de Carlos García Carbayo puede recuperar la mayoría absoluta que perdió en 2015 con Mañueco de candidato. El hundimiento de Ciudadanos, pese a la buena gestión de sus tres concejales, y el freno que le ha puesto a Vox la llegada de Alberto Núñez Feijóo a la presidencia nacional del PP, anuncian lo peor para los socialistas comandados por José Luis Mateos. La gestión de Carbayo en el Consistorio no es que haya sido brillante, pero ha habido trabajo y no ha cometido grandes errores, mientras que la oposición socialista está pasando desapercibida. De esta forma no queda margen para la sorpresa.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión